“Se vuelve necesaria una educación que
enseñe a pensar críticamente y que ofrezca un camino de maduración en valores”.
Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 64
Educar es formar buenos hombres y buenos
ciudadanos: mentes con inteligencia, y voluntades con capacidad de esfuerzo. Nada
más… y nada menos. Dice Fernando Savater, en “La esencia de la educación”
(30-10-2013): “No buscamos preparar buenos empleados, sino formar buenas personas
y buenos ciudadanos. Eso no ha cambiado”.
Pero… ¿no ha cambiado radicalmente la
enseñanza? ¿No es ahora totalmente distinta de la anterior? ¿O es que sólo usamos
instrumentos nuevos, para seguir con lo mismo? Aunque la educación se renueve
permanentemente, hay puntos básicos que no cambian: cultivar la humanidad, el juicio
crítico, la madurez, el talento, la responsabilidad...
Tristemente, hoy se insiste en lo emocional
(gustos, tendencias, aficiones…) y en lo sensible (dibujitos, colores,
gráficos) frente a lo racional e intelectual. Se obvia y evita la capacidad de
abstracción, que es -según asegura Savater- lo que “diferencia a una persona
bien educada, de otra que sólo sabe poner un tornillo donde le mandan”.
Muchas imágenes, sí, ¡pero poquísimas ideas!
Mucho ‘visualizar’, pero nada ‘pensar’. “Es un enorme lastre desde el punto de
vista educativo”. La discusión, la crítica, debate, razonamiento, argumentación…
son vistos ahora como cosas viejas y "de derechas".
Hoy se educa priorizando adquirir destrezas
técnicas: manejos, habilidades, prácticas... Pero no se dan los porqués, ni las
razones, ni los motivos, ni los fines, ni el sentido, ni las causas. No se
trata sólo de aprender habilidades, para ganarse la vida o hacerse rico, sino
que la esencia de la educación va mucho más allá: a desarrollarse como persona.
Sobra demagogia en los debates: “-Mira que
tú.” “-Pues anda que tú”. Política y sociedad, no usan argumentos, ni lógica,
ni coherencia. “Se discute contraponiendo una
anécdota a otra, o un sentimiento a otro. Esa ausencia de argumentos es un
enorme problema que debemos evitar desde el inicio, a través de la educación”.
(Ibid.)
Hoy se priorizan aspectos irracionales, porque
resultan más efectivos. Da igual que sean verdaderos o falsos, demagógicos o
ciertos, relevantes o nimios. Con tal de que muevan la sensibilidad del oyente,
ya les vale. Estamos de nuevo ante los sofistas.
Filosofía y democracia, pensar y gobernar en
libertad, nacieron juntas, y en Grecia. “Son paralelas en su origen y casi en
sus objetivos. Tanto las bases de razonamiento, como las instituciones políticas, pasaron
de ser algo basado en la tradición y la mitología [irracionales], a sostenerse
en el diálogo y en la confrontación de razones”.
“La
educación sólo la pueden reclamar esas personas que de un modo u otro ya están
educadas. Si te gusta la música clásica, querrás conocer más obras y
compositores, pero sólo es posible si ya has escuchado música clásica. Con la
educación ocurre igual”.
Clave: Hacerles esforzarse y pensar. “El
niño no va a reclamar la formación nunca él solo. Querrá sensaciones, sentimientos
o diversión, pero no esforzarse para aprender”.
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