Acaba de celebrarse en la
Universidad Complutense de Madrid la ceremonia de Graduación de los nuevos
Licenciados en Periodismo 2006. He prometido allí volcar este mensaje que les he transmitido. Se trata de
las verdades del barquero, que de sobras conocéis, pero que –como pauta orientadora para la vida profesional que ahora iniciáis-, me toca a mí repetir:
-
No dejéis nunca de ser universitarios: es vuestra
condición, la mayor
dignidad intelectual y
distinción; responde al saber que encarnáis y a la cultura que lleváis viva en vosotros, impresa en vuestras mentes.
-
Vosotros sois en el saber actuando, lo mismo que el fútbol español es la selección nacional jugando. Aquí está vuestro Club. Llevad siempre el orgullo de la
Alma Mater Complutense, que es vuestra Universidad.
-
Repartid a destajo vuestro saber. Ensanchad la cultura. Dad gratis lo que gratis habéis recibido. Sois la fuente y salvaguarda de la civilización, por un doble título: como
estudiantes superiores, y como
comunicadores.

-
No despreciéis nunca a los que no llegan a vuestro nivel. Actuad como los grandes de verdad, sabiendo descubrir siempre
el valor de las personas, aunque queden profesional o económicamente por debajo de vuestro puesto o rango.
-
No os dejéis jamás sobornar, ni instrumentalizar, ni corromper.
Un hombre vale, lo que valen sus
principios, su
conciencia, su
corazón, su
palabra, sus
valores y los
límites que jamás está dispuesto a transgredir ni a traicionar.
- Sois la crema de la sociedad, la
aristocracia de la cultura, las
fuentes vivas de la inteligencia, las claves del saber vivo. No dejéis nunca el estudio, de formaros, de actualizar constantemente vuestras ideas.
-
El verdadero valor no está en mandar, en el poder,
sino en servir, en ser útiles, en ayudar, colaborar, aportar, añadir... Dejad a otros la destrucción y los ataques, procurando siempre construir y ser positivos. Mueve más una gota de miel, que un barril de hiel.
-
Repasad. Consultad. Releed. Acudid una y mil veces a los libros y a las fuentes donde se labró

vuestra Ciencia. La
memoria es una traidora. Nunca os fiéis de ella. Usad en cambio la
inteligencia.
-
Exigíos, creced siempre, nunca os deis por satisfechos, no digáis nunca basta,
avanzad siempre adelante, venced nuevas
metas, lograd nuevos
éxitos y luchad por
superarlos.
- Lo único que en definitiva nos quedará como personas es
la grandeza de vuestro corazón, el
bien que hayáis sabido sembrar, los
favores y las
ayudas prestadas, el
apoyo aportado, aunque nunca nadie os lo pague.
-
Cuidad siempre a vuestros amigos, que son el mayor tesoro. Nadie os dará más que ellos, siempre y con una sonrisa. Ojalá no tengáis que comprobarlo, pero las amistades son el factor definitivo que
os mide en vuestra capacidad humana y en vuestra valía como personas.
- Perdonad y
disculpad los errores, tantas veces involuntarios: es de humanos equivocarse.
Imitad lo bueno, no copiéis nunca los defectos.
-
Anteponed la familia al trabajo, cuidad a los vuestros y al nuevo hogar que fundéis, más que a la empresa. Ningún directivo va a llevaros la comida a la cama cuando enferméis.
La familia es el único recurso que nunca falla.

- Portaos siempre como hasta ahora habéis hecho. No os dejéis envejecer, malear ni arrugar. Sabed
rectificar, aprender de vuestros errores, corregir lo equivocado, siendo
positivos y
optimistas,
audaces y
animosos, sabiendo buscar
lo mejor siempre,
¡sed jóvenes de por vida!
- Por último, sabed ser
siempre agradecidos, porque en realidad, sólo poseemos lo que hemos recibido. Sin nada nacemos, y sin nada morimos. A
vuestros padres, especialmente, es a quienes en definitiva les debemos cuanto hasta ahora hemos disfrutado. Desde aquí, en nombre de todos,
¡un fuerte aplauso para ellos!
(Si deseas además una visión un tanto crítica de la carrera, pero no exenta de razón, echa un vistazo en “
Lo ideal de un sistema educativo sería que además de estudiar pudiéramos aprender”).