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Para comenzar, la obra de Tolkien constituye un referente mundial de nuestra cultura occidental, casi como la Biblia, El Quijote, la novela rusa o el teatro de Shakespeare. No debes cerrar el año, sin engullirte sus obras. Puedes comenzar por sus escritos menores, como Hoja de Niggle, Las Aventuras de Tom Bombadil, Árbol y hoja, El Señor Bliss, Cuentos inconclusos, Egidio el granjero de Ham y El Herrero de Wootton Mayor, que se leen en media hora, para dar luego un paso a El Hobbit, El Silmarillion, que relata los comienzos mitológicos de la Tierra Media, o Cuentos inconclusos de Númenor y la tierra Media, hasta dar por fin con el archifamoso El Señor de los anillos. No te arrepentirás. Es más, desde aquí te lanzo un reto: leer esas obras, una vez que las conozcas en castellano, en su idioma original inglés. Descubrirás así lo que es gozar de tantas inteligencias, como idiomas comprendes.
La vida de Tolkien resulta también bastante esclarecedora, como puedes ver por ejemplo en
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Toda información sobre este autor te la brinda la Sociedad Tolkien Española. Otro compañero de Tolkien en Oxford fue su amigo C.S. Lewis, que cultivaban el mismo género y hasta los mismos temas, como puedes ver en sus Historias de Narnia.
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