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¿Resultados para España? Harto mejorables. Destaca especialmente un dato: que disponemos de muy escasa autonomía universitaria para premiar el talento. Hay nulo premio a la eficacia y a la valía, ausencia de gratificación a la dedicación y a los avances, muy escasa valoración de la calidad en la tarea universitaria, tanto docente como investigadora. Sólo destacamos con respecto a Europa en la rigidez de los sueldos de los docentes.
En la mayoría de los países, las universidades cuentan con cierta autonomía para remunerar a los profesores, en base a su productividad o talento. Aquí, nada. Viendo el grado de autonomía e independencia que poseen las universidades españolas para pagar sueldos, en una escala del cero a uno, la nota española no podría ser peor: un cero. Así nos va…
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