“Los jóvenes son los
grandes olvidados, castigados y perdedores de esta crisis social y económica en
la que estamos inmersos”, dicen Javier
García y Abel Fernández, en su Carta a un Joven Español.
Pagamos más de 33.000 millones a los parados: igual que intereses
de la deuda. Desde 2008, 9 de cada 10 despedidos son jóvenes menores de 35
años. El 70% de los empleos son de contrato temporal y duran menos de 6 meses. Abusamos
en sueldos inflados en la construcción, por la burbuja inmobiliaria. Hinchamos sectores
subvencionados, sin cuestionarnos su sostenibilidad futura. Tenemos 6 millones
de parados, frente a 17 millones de ocupados
¿Qué pasa aquí?
1. Inutilizamos la educación. Tenemos la generación mejor formada de la historia: Erasmus,
universidades… Toda inversión, y más si cae en desuso, se deprecia y se malpierde.
Hemos subvencionado masivamente una formación universitaria que cuesta hasta
40.000 € por alumno.
2.- Las organizaciones se oxidan. No se actualizan
conocimientos. Se asciende por antigüedad, no por méritos. Los jóvenes, ni aprenden, ni pueden escalar en puestos.
3.- España no es país
para científicos. Como decía el exrector de la
Universidad del País Vasco: “La actividad científica genera un clima
de excelencia, que perdura en el tiempo y propicia una ciudadanía más crítica,
exigente y racional: la base del progreso social. Disponer de un sistema sólido
de ciencia es esencial para estar a la vanguardia, ya que es un factor
determinante de desarrollo”.
4.- No se valora al emprendedor. Fracaso empresarial: pretender que las personas ajenas al
mundo laboral y productivo triunfen con sus ideas, es una quimera.
5.- Cuestionarnos el futuro del Estado del bienestar: un sistema de pensiones y un gasto sanitario insostenibles, debido al envejecimiento de la población. ¿Solución? Evidente: crecimiento económico, productividad,
y natalidad: salvar la pirámide de población invertida.
6. Sistema sindical obsoleto. Media plantilla de la
empresa esté legalmente blindada, mientras que los jóvenes últimos en entrar
serán los primeros en salir, aunque su productividad supere de sobra a la
de todos.
7. Necesitamos
nuevos valores y una cultura social y económica con capacidad de adaptación al
cambio, en vez de un sistema inmovilista y anclado en los grupos clásicos de
presión.
Todo esto solo se
logra con la savia nueva que tú, como joven, llevas ahí dentro. ¡A qué esperas,
el futuro te necesita!
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