30 enero 2013

Joven y parado: ¿Qué hacer?


“Los jóvenes son los grandes olvidados, castigados y perdedores de esta crisis social y económica en la que estamos inmersos”, dicen Javier García y Abel Fernández, en su Carta a un Joven Español

Pagamos más de 33.000 millones a los parados: igual que intereses de la deuda. Desde 2008, 9 de cada 10 despedidos son jóvenes menores de 35 años. El 70% de los empleos son de contrato temporal y duran menos de 6 meses. Abusamos en sueldos inflados en la construcción, por la burbuja inmobiliaria. Hinchamos sectores subvencionados, sin cuestionarnos su sostenibilidad futura. Tenemos 6 millones de parados, frente a 17 millones de ocupados

¿Qué pasa aquí?

1. Inutilizamos la educación. Tenemos la generación mejor formada de la historia: Erasmus, universidades… Toda inversión, y más si cae en desuso, se deprecia y se malpierde. Hemos subvencionado masivamente una formación universitaria que cuesta hasta 40.000 € por alumno.

2.- Las organizaciones se oxidan. No se actualizan conocimientos. Se asciende por antigüedad, no por méritos. Los jóvenes, ni aprenden, ni pueden escalar en puestos.

3.- España no es país para científicos. Como decía el exrector de la Universidad del País Vasco: “La actividad científica genera un clima de excelencia, que perdura en el tiempo y propicia una ciudadanía más crítica, exigente y racional: la base del progreso social. Disponer de un sistema sólido de ciencia es esencial para estar a la vanguardia, ya que es un factor determinante de desarrollo”.

4.- No se valora al emprendedor. Fracaso empresarial: pretender que las personas ajenas al mundo laboral y productivo triunfen con sus ideas, es una quimera.

5.- Cuestionarnos el futuro del Estado del bienestar: un sistema de pensiones y un gasto sanitario insostenibles, debido al envejecimiento de la población. ¿Solución? Evidente: crecimiento económico, productividad, y natalidad: salvar la pirámide de población invertida.

6. Sistema sindical obsoleto. Media plantilla de la empresa esté legalmente blindada, mientras que los jóvenes últimos en entrar serán los primeros en salir, aunque su productividad supere de sobra a la de todos.

7. Necesitamos nuevos valores y una cultura social y económica con capacidad de adaptación al cambio, en vez de un sistema inmovilista y anclado en los grupos clásicos de presión. 

Todo esto solo se logra con la savia nueva que tú, como joven, llevas ahí dentro. ¡A qué esperas, el futuro te necesita!

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