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Dulce atrapó al atracador desarmada, sólo mirándole a los ojos. «Vi como se movía la vitrina del escaparate e imaginé que dentro del establecimiento habría algún dependiente más, junto al atracador, y que se habían resistido al robo. Yo me limité a enseñar mi placa y mi carné profesional. Le conminé a que tirara el cuchillo al suelo y le dije que estaba detenido» (Abc).
¡Bravo, Dulce! Eres un ejemplo para todos. Pido para ti la medalla al mérito, y te mando mi enhorabuena. Mujeres como tú salvan la sociedad. Nos has dado una lección de valor y de coraje. Deberías salir en primera página de todos los periódicos. ¡Gracias, Dulce, muchas gracias!
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