
Esta semana apareció la sirenita en Copenhague cubierta por un chador negro, ocultando su cuerpecito de jovencita. La madrugada del pasado domingo apareció la Sirenita de Copenhague vestida de musulmana. La «Lille Havfrue» lleva un siglo desnuda sentada en su roca mirando al Báltico, y hace tres días los musulmanes nos han sacado de tan grave horror. ¿Qué hubiera pasado si hubiese aparecido ella desnuda a la entrada de la Meca?

Zara se disculpa ante los judíos ortodoxos por mezclar lino y algodón, informa el diario «Maariv» de Jerusalén. La empresa española Zara, popular en Israel, se ha disculpado ante la comunidad ultraortodoxa judía por haber incurrido en un grave pecado: mezclar algodón y lino en una misma prenda, algo terminantemente prohibido por el judaísmo. Los grandes rabinos lo consideran un híbrido contra natura, algo vedado por la ley judía «halajá», como cruzar animales de distinta raza. Lo mismo se prohíbe también a las plantas.

¿Hasta cuándo seguirán chupándose el dedo los políticos? ¿Pretenden los gobernantes occidentales meternos un cubo en una esfera? ¿A quién esperan engañar? ¿No será que con tanta concesión no paramos de robustecer a los enemigos de la civilización libre enfrentados a la cultura abierta?

Como afirma mi gran amigo y Blogger Carlos Blanco, “el diálogo entre las culturas y las religiones no es algo que deba nacer, exclusivamente, de la iniciativa occidental, sino que pertenece a la esencia misma del progreso de las civilizaciones. (…) Sólo comprendiendo que las culturas y las religiones no se constituyen como entidades aisladas, sino que, como en todo lo humano, se definen en base a sus posibilidades de intercambio y de comunicación, podremos superar el fanatismo, la intolerancia y la incomprensión mutua, lacras de nuestro tiempo.”
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