Billones de páginas web compiten por unos segundos de ojo humano. La nueva economía ha creado en los medios un nuevo bien escaso o valor: el tiempo de atención que presta el público. Hoy nos sobra información. Resulta ensordecedor el ruido publicitario para lograr impactos. No se sabe qué percibir. Es el fenómeno denominado ‘Economía de la atención’. Así es el título de Thomas H. Davenport y John C. Beck, “La economía de la atención: el nuevo valor de los negocios” (Barcelona, Paidós 2002).
Antes fue el bien escaso de nuestra economía la producción, la segmentación, la red de ventas, el know how, los recursos humanos, el impacto medioambiental, la preocupación social, la atención al cliente o la ética. Hoy todo eso lo damos por supuesto. La verdadera fuerza competitiva está en la cartera de clientes seguros -con fidelidad a la marca- y la capacidad de aumentarla, logrando que nuevos consumidores capten nuestro mensaje publicitario.
Lo explica certeramente Amaia Arribas, del Campus de Tlanepantla, en el Instituto Tecnológico de Monterrey (Méjico): “La información, al ser tan abundante, no puede instituirse como concepto articulador de lo económico, pues una de las razones de la existencia de la economía como ciencia es, precisamente, su escasez. Por tanto, observamos que el concepto de economía de la atención se acopla perfectamente con las nuevas tendencias del marketing, que buscan la fidelización, definida ésta como la búsqueda de la atención a lo largo de un periodo”.
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