Copio de Expansión 06/01/07 a Santiago Álvarez de Mon, Profesor del IESE: “Ayer tuve un sueño maravilloso.
· Soñé que en el marco de una globalización inteligente, justa y digna, el ser humano atacaba el drama de la pobreza en su raíz, dejándose de excusas y rodeos insultantes.
· Soñé que mi empresa, sorteando modas y eslóganes estereotipados, tenía el carácter y personalidad para tener una cultura propia.
· Soñé que los profesionales del poder, los pelotas, los mediocres, desaparecían, para satisfacción de una legión esperanzada de buenos profesionales.
· Soñé que el esfuerzo, el rigor, la disciplina, la perseverancia, la paciencia, eran notas distintivas de la filosofía de trabajo de mi empresa.
· Soñé que el talento, por encima de pedigríes sociales, lingüísticos, ideológicos o políticos se convertía en criterio central de decisión.
· Soñé que la misión de ser una empresa global aconsejaba capitalizar las diferencias culturales, sabiéndonos cosidos por un hilo común y resistente.
· Soñé que, siendo cada uno de su padre y de su madre, éramos capaces de trabajar en equipo.
· Soñé que unos y otros comprendían que gobernar va de relacionarse con personas, únicas, irrepetibles, sorprendentes, no con masas clonadas, domesticadas y previsibles.
· Soñé que los hombres y mujeres disfrutaban mientras trabajaban, creían en lo que hacían, encontraban sentido a su tarea.
· Soñé que, en un clima de libertad y confianza máximas, el acto humano de crear e inventar encontraba canales de expresión.
· Soñé que como consecuencia de una cultura sana y robusta, nos forrábamos a ganar dinero.
· Soñé, milagros de la noche, que era sabio, que me reía de mí mismo, que la felicidad me visitaba, que la serenidad se instalaba, que mi corazón latía en paz, que la bondad me atrapaba.
De repente, sonó el despertador, choque brutal, desilusión fatal. Superado el contraste entre mi imaginación y mi realidad, adopté mi pose habitual de ejecutivo serio y decidido. Sin embargo, feliz resaca infantil, antes de llegar al trabajo, una interrogante se posó en mi cabeza. ¿Qué te impide avanzar en la dirección de tus sueños? ¿Por qué no soñar despierto? Algunos te quedan muy a mano, otros, todo se andará. Decidí contestar con obras.
2 comentarios:
Hola Pedro, soy Ramiro
El sueño es muy bonito, y lo comparto al 100%; pero es una lástima que la realidad sea totalmente opuesta a esto. La verdad que todo sería más facil y eficaz si siguieramos esos principios, y no los actuales de la avaricia, el egoísmo, el amiguismo y otras cosas que sabemos que andan por el mundo profesional... En fin, que o paro o me pongo depresivo...
Segismundo: "Yo sueño que estoy aquí de estas cadenas cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me ví. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son."
Final del segundo acto de La Vida es Sueño (Pedro Calderón de la Barca)
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