Así piensan muchos cargos públicos, incluyendo al gobierno. ¿Me has votado? ¿He sido elegido democráticamente? Perfecto. Pues ahora yo dispongo de cuatro años para disponer del erario público a mis anchas, como mejor me parezca, sin límites ni ataduras. Que nadie se queje: todos a callar. Y si alguien protesta contra mis arbitrariedades, es que no ha entendido la democracia, porque está atacando a la voluntad popular, manifestada al elegirme, y criticarme es antidemocrático.
Vamos, digámoslo simplificando: lo que aquí tenemos es una tiranía incuestionable y un poder absoluto, eso sí, renovables cada cuatro años. Nada de control al poder, nada de separación de poderes (vigilancia respectiva del poder jurídico sobre el legislativo, y de ambos sobre el ejecutivo). Prohibido exigir honradez y justicia a los cargos públicos. Ausencia de rendir cuentas públicamente ante la Cámara de los diputados. Ningún careo ante los periodistas y entrevistadores, sino sólo favoritismo ante los medios. Imposible pedirles que rindan cuentas del gasto hecho de fondos públicos, si fue hecho para usos privados. Jamás abrir investigaciones fiables contra la corrupción y arbitraria financiación de entidades sospechosas de connivencia con los poderes públicos…
¿Es posible pasarse la vida entera amorrado a la teta del Estado?, se pregunta Pablo Molina. “Aunque la ministra Calvo sostiene que el dinero público no es de nadie, hallazgo que ha abierto una sugestiva línea de investigación en las universidades más importantes del planeta, lo cierto es que existen fundadas sospechas de que, por el contrario, el dinero que se gasta el Gobierno en sus cuchipandas sí tiene dueño. Es más, uno podría arriesgarse a afirmar, sin temor a ir muy desencaminado, que se trata del dinero de los contribuyentes”.
Recordemos las declaraciones públicas de Carmen Calvo Poyate, Ministra de Educación, Cultura y Deporte: "Estamos manejando dinero público, y el dinero público no es de nadie" (Entrevista en ABC, 29/05/04). La historia ya nos viene de lejos. Es la misma filosofía de Vera, Roldán y compañeros. El erario público es para uso y disfrute de los mandos. Comprendo el poemilla que algún inspirado ha compuesto (Poema on line 'La generosidad de Carmen Calvo'):
“No hay Carmen menos tacaña
y que más largueza irradie:
su tesis –¡toma castaña!–
es que el dinero en España,
si es público, no es de nadie”.
1 comentario:
En realidad tiene razón: el dinero público, como todo lo público, es de todos...que en la práctica es como si no fuera de nadie. El mobiliario público es de todos, ¿a que nadie lo cuida como si fuera propio? Pues como eso, todo. Somos lo que somos: un país de juguete. Y mientras eso sea así, tendremos políticos de juguete que jugarán con nuestro dinero, así de simple.
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