Descansen en paz. Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate, muertos en atentado. De 19 y 35 años, ecuatorianos, trabajadores en la construcción y en una fábrica valenciana de plásticos, ambos de modestísima situación social y víctimas inocentes en Barajas el 30-D.
Yo tengo familia en Ecuador, entre los 'chullas' quiteños y los 'monos' de Guayaquil. Desde allí llegó Carlos hace cinco cinco años buscando trabajo a España. Jugador de fútbol, fue miembro del Club Deportivo Nacional de Picaihua. Residía en Valencia y sostenía a su familia económicamente desde Europa. Son de Ambate, en la falda del volcán Chimborazo, a 2.600 metros de altitud, a dos horas y media de Quito. Su madre viuda es ciega, y vive con los otros tres hermanos que no lograron venir a España.
Diego era de la costa del Pacífico. Su madre estaba en el norte de Italia. Wilson, su padre, susurraba el día de la tragedia con voz entrecortada: "Dios quiera que lo encuentren y que esté bueno. No queda más que esperar".
“El Gobierno y ETA dialogando buscan la paz. Si tú discrepas de su diálogo, es que no quieres la paz”. Comentan sobre el 11M en el Blog de Arcadi Espada: ‘Algunos cernícalos de la inteligencia quieren hacernos ver a los ciudadanos, con todavía más burdos sofismas que los que aparecen en el diálogo de Mercurio y Carón (Alfonso de Valdés, p. 100, Planeta): “El cabrón tiene barbas y nunca se las peina, tú tienes barbas y nunca te las peinas, luego tú eres cabrón”. Reconozco que yo sí tengo barbas y nunca me las peino, pero no me identifico con el silogismo. Creo que con bombas no se busca la paz.
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