18 agosto 2009

Esto no es USA. Eficiencia

Tornando al viejo continente, noto más evidente su claro contraste con América. Hoy he perdido miserablemente la mañana entera buscando un documento oficial enviado por el ministerio. Resulta que si no lo recibo por correo certificado, no puedo conseguirlo. Da igual que la carta enviada esté justo detrás de la ventanilla, muerta de risa, aburrida de esperarme. O por correo, o nada. Lo que importa aquí no es la eficacia, ¡sino la burocracia!

En USA, por el contrario, la vida corre cien veces mucho más rápido. Tardaron sólo medio minuto en facilitarme el carné de lector para todas las Bibliotecas de Harvard. Allí mismo, en el mostrador, me hizo la foto (chulísima, por cierto) el mismo empleado .

El futuro no se espera, se elige. Esta es la gran diferencia fundamental con España: aquí está la clave del milagro americano. Ellos son conscientes de que el porvenir no viene solo: dependes de tu propio afán para conseguir tus sueños. A mi modo de ver, Julio Pomés lo describe perfectamente.

Según este autor, aquí “preferimos vivir peor, pero tranquilos, mejor que realizar las distintivas potencialidades que cada uno alberga”. (Llámame perro, pero dame pan) “En Estados Unidos, uno se desplaza por todo el continente para lograr una promoción profesional (el norteamericano medio cambia en su vida varias veces de Estado)”.

Aquí al revés: acatamos aquello de “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. En el viejo continente tenemos otro concepto de libertad. “La libertad retrocede en España, no hay duda. Parece que el temor al riesgo que supone decidir sobre la propia vida inquieta demasiado. Hoy hay miedo a la libertad”.

Sólo la idea de apostar e invertir nos causa pavor. ‘Without risk, there is not profit’. Sin riesgo, no hay beneficio. Lo leo así escrito en un anuncio de inversiones en el Azka. Sin embargo, para muchos, “se prefiere rebajar las expectativas de promoción a jugársela por aquello que uno cree con toda su alma. Trabajar por cuenta ajena, especialmente en la condición de funcionario, es la aspiración de la mayoría. La gente piensa que es mejor la seguridad del bienestar que puede ofrecer un Estado intervencionista, aunque sea pobre e igualitaria, que afrontar la arriesgada batalla de la propia y autónoma realización personal.”

En resumen: “Ver tanto ciudadano aborregado y tanto político aprovechado provoca náuseas”. Vivimos en una sociedad anciana y pasada, carente de iniciativas y de metas audaces. “Hay mucha gente que prefiere otorgarle a los políticos más poder para tener menos decisiones que tomar y vivir más tranquilos. Reina en la sociedad un esclerótico conformismo para que el statu quo permanezca, olvidando que la rentabilidad del dinero de todos es menor en la gestión pública que en la privada.” (La tentación anarquista, en Capital, 12/2008, p. 88)

14 agosto 2009

Esto no es USA. “Open mind”

Tal vez lo más propio de USA sea su mente abierta. En eso, son todo un ejemplo de convivencia que imitar. Cabe todo. Nadie se asusta ante los cambios. “Why not?” Ése es el argumento más esgrimido en la «mentalidad americana»: “¿Por qué no admitirlo?” Queda terminantemente prohibido rechazar de entrada algo sin estudiarlo antes.

Su «mentalidad abierta» caracteriza la idiosincrasia americana: visión amplia, sin obcecarse en el pasado (pues casi ni lo tienen). Apertura a cambios y propuestas. Disposición dialogante. Capacidad de discusión. "Keep an open mind", es siempre su consejo tolerante: evitar la tendencia a resistir puntos de vista o conductas opuestas o sorprendentes.

Ser ‘open minded’ está bien visto por una sociedad que confía de corazón y entiende por enicma de todo el concepto de libertad. No caen en chauvinismos ni cerrazones pueblerinas. Abren sus brazos a cualquiera que aporte avance y progreso: “be open to foreign competitors who are doing everything they can better”.

Open mind es una marca registrada de la sociedad norteamericana que crea y exporta sus productos de forma libre, eficiente y eficaz. Ser open minded es aceptar todo sin desautorizaciones previas. Por tanto, de entrada, todo vale. Nada escandaliza. Libertad de investigación (free inquiry) e inteligencia abierta (open mind) siempre respetuosa con el contrario.

Siempre admiten algo diferente para hacer: ‘new ideas’ para la empresa, la vida y la educación. Su cultura es propia de la juventud: busca enseñar y compartir, innovation y learning (innovación y aprendizaje), “teniendo siempre una "open mind" hacia los cambios y la investigación” (Edgar Van Der Berghe: ‘Gestión y gerencia empresariales aplicadas al siglo XXI’, p. 150).

13 agosto 2009

Esto no es USA. Existen diferencias

Tras pegarme una auténtica paliza de viaje, por ahorrarme unos euros (sarna con gusto no pica), aterrizo por fin en la piel de toro. Les saqué buen partido, pues me vi cuatro pelis estupendas y me hice un buen número de amigos, mientras esperaba aviones en Heathrow y en Boston. Tras superar el mal de vuelo (jetlag), es momento para repensar lo vivido.

Cuarenta días en USA, se te pasan la mar de rápido. Más aún, si vas allí dispuesto a sacarle partido hasta el último minuto. Yo pensaba que vivir poco más de un mes rodeado de yankees no iba a suponer muchos cambios. Pero ¡ya lo creo que se nota!

Como hombre avispado que soy, me acordé de comprarme en los chinos por 60 céntimos un acoplador de enchufe al modelo americano. Resulta que en vez de los dos agujeros redondos que tienen nuestros enchufes, allí mantienen el viejo modelo (años sesenta) de dos planchas paralelas, como antaño aquí tuvimos.

Pero lo que no previne, es que la corriente allí funciona a 110, en vez de 220. Con lo cual, a la semana de levantarme tarde por no sonar el despertador, descubrí que su flujo eléctrico era inoperante en mi móvil, máquina de afeitar, etc. Añádase a eso todo el cambio de unidades: los litros son galones, los metros son pies, los kilómetros son millas, los euros son dólares...

Si coges el teclado del ordenata para escribir, olvídate de encontrar la eñe. Y si buscas los acentos, estás más pedido que una monja en un guateque. Cada vez que pretendes pulsar la @ arroba, has de cambiar la tecla Alt por la tecla de mayúsculas. Todo eso genera unos vicios al teclear, que luego te cuesta un montón cambiar. Se habitúa uno a escribir ‘Espania’ y a proponer tomarse unas ‘canyas’.

Los precios bajan en New York a medida que desciendes de calle. El establecimiento Old Navy de la calle 34, tiene el doble de caros LOS MISMOS ARTÍCULOS que ofrece la misma firma en la calle 14. En Lenxington compraba 30 postales sólo POR UN (1) DÓLAR, y cincuenta sobres de carta por dos (2) US dolars.

La entrada a los museos es de pago. Si no abonas la entrada, no entras. Anunciados encima de las taquillas dispones de los precios recomendados: para adulto, para niño… Sin embargo, tú puedes pagar LO QUE QUIERAS, aunque sea únicamente una moneda de un centavo (0’07 céntimos de euro). Como suena. Increíble.

El respeto a las normas cívicas es allí sagrado. Saltarte una cola resulta inconcebible. Y las normas sociales son de obligado cumplimiento, como pagarles propinas al barman del 10% de la consumición, como mínimo. Con todo, me subí a un autobús el día que me terminaba el ticket. El conductor, en vez de cobrarme, me dejó pasar gratis indicándome que recargara la tarjeta en la máquina que pillase. El tránsito en Ferry desde el final de Manhattan, pasando junto a la isla de la estatua de la Libertad, hasta Staten Island, es totalmente gratuito.

Todos son americanos, aunque la mayoría (por no decir la totalidad) vienen de fuera. Lo más genuino que logras encontrar son ciudadanos de segunda generación, nacidos en USA pero de padres foráneos. Por eso nadie se siente allí de fuera, ni te miran al pasar, ni se extrañan por raro que seas, ni por lo extraño que hables o por lo folklórico que te vistas (cientos de personas van ataviados con turbante indú y vestidos a pleno estilo brahmán, otros van de luto riguroso con quipá judía u ocultas con el velo islámico). El mundo entero está allí representado.

08 agosto 2009

Andanzas por USA: Chapter XL: Back home

Se acabó lo que se daba. Vuelta al Viejo Continente. Operación retorno. Buscando, por supuesto, ante todo, lo más barato. Así que lo haremos despacito, y de modo escalonado.

Primero, de New York, a Boston. En el viaje, dos chicos americanos típicos estaban sentados a mi derecha. Uno leía el Quijote en inglés, ediciones Pinguin. El otro veía una película en el ordenador. Por supuesto, cada asiento llevan enchufe eléctrico y acceso a Internet. Charlamos un rato. Le extrañó que en España no se leyera a Cervantes como ellos leen a Shakespeare. Sin comentarios.

A mi izquierda viajaba una familia de judíos auténticos: madre y padre jóvenes, con tres hijos pequeños, de tres, cinco y siete años. Los cuatro varones portaban con su quipá reglamentaria: negra la del padre, y de lana de colorines las de los chavalines.

El hermano menor de la familia, Sem, se hizo enseguida amiguete mío. El enano jugaba con su pato de trapo a atacarme, mientras yo le graznaba “¡Cuá, cuá!”. Ante el asombro de la madre, también me pedía darle buenos mordiscos a la manzana que me estaba yo comiendo. Por supuesto, la compartimos amigablemente a pachas los tres: el chaval, el pato y yo. Tronchante. Una risa.

Llegando a Boston, me acordé lo primero de ir a comprarle una camiseta con escudo de la Universidad al hijo pequeño de mi amigo Rafa, de dar los últimos vistazos a Harvard y de despedirme de mis amigos.

Segundo paso, al día siguiente, el vuelo a Europa. Gracias a Dios, no me toca ir yo solo. Otros dos más vienen conmigo, en el mismo vuelo: una chica de Brasil estudiante y un amigo mío que estudia ingeniero en Londres, sobrino de Alexia (la chica madrileña ya casi santa, falseada en la película “Camino”). Anda que no tiene cosas que contar.

Tercer paso, Londres. En Heatrhow me esperan casi seis horitas de trasbordo de Virgin Atlantic a British Aerways. No me importa, pues voy bien acompañado. Además, aunque ya he chequeado el billete por Internet, las tres horas de cambio de avión me fueron justas en el viaje de ida. Así que no importa ir holgado de tiempo.

Cuarto paso: de allí, directos a Barajas, Madrid, y a casita. Como es domingo, lo primero que haré será irme a misa directo, como un señor, para darle gracias a Dios por este chollo de viaje que me he pegado. Creo que es lo mínimo que debo hacer.

No ha pasado medio verano, y ya he cumplido los tres mayores deseos de mi vida: conocer Tierra Santa, pasarme quince días en Boston asistiendo a un curso en Harvard y pegarme casi un mes entero viviendo en New York y conociendo USA.

Grito fuerte un irrintxi con toda mi alma: Aurrera! Aupa! Gora! Agur Jauna! Me siento más ciudadano universal que nunca. He hecho amigos de todas partes. No sabía hasta ahora lo bonito que era el mundo.

07 agosto 2009

Andanzas por USA: Chapter XXXIX: Skyscrapers

New York es la ciudad de los rascacielos (Skyscrapers). Cuatro mil quinientos edificios colosales de más de cien metros de altura, llenan la isla de Manhattan. Lo extraño es que sea todo tan desordenadamente armónico, como un cuadro moderno, a pear de que no existiesen entonces normas urbanísticas.

El conjunto es colosal, magnífico, impresionante. Tengo justo a cada lado de donde vivo dos edificios descomunales: el Empire State y la Torre Chrysler, que te muestro debajo. Son elegantes, grandiosos, extraordinarios.

Al mismo tiempo, las aguas del Hudson o de la bahía quedan muy a la vista, se mire por donde se mire. Tanto de noche con las luces, pues todo está perfectamente iluminado, como a la luz del día, las vistas son increíbles. Cuesta creer que pueda existir un potencial tan enorme que pueda levantar tales moles de construcciones.




Andanzas por USA. Chapter XXXVIII: USS Intrepid

He estado en el portaviones de la American Navy “USS Intrepid (aircraft carrier)”. Es uno de los 24 fabricados por USA durante la Segunda Guerra Mundial. Todo un ejemplo del armamento militar americano. Ha participado desde en la batalla del Pacífico contra Japón, hasta en la guerra de Vietnam.

Actualmente funciona como museo militar. Puedes contemplar allí todo su armamento naval y aéreo, además de visitarlo todo: desde el puente de mando hasta las salas del casco, también asistir a proyecciones mostrando ataques y bombardeos e incluso ver en montaje el vuelo de un kamikaze lanzándose directamente sobre el barco. Realmente es digo de verse.

Andanzas por USA. Chapter XXXVII: Times Square

En pleno Broadway, la calle que atraviesa completamente Manhattan de norte a sur, se encuentra la famosa Plaza Time Square. Es bastante reducida en espacio. Desde la calle 34 hasta la 47 su recorrido es casi entero peatonal. Tiene terrazas con sillas y mesas que parecen municipales, pues algunas no quedan para nada cercanas a Cafetas.

Es todo un símbolo de Nueva York City. Su punto central queda justo en el cruce con la Séptima Avenida. Es el mayor espectáculo urbano que he visto en mi vida. He quedado con unos cuantos para volver por allí esta noche a tomar unas cuantas birras.

El elemento humano añade también su color. De entrada, el que me ha sacado a mí la foto era de Sevilla. Oyes hablar en todos los idiomas. La luz y el sonido lo llenan todo. Una riada de anuncios luminosos te invade por todas partes, colgando de las fachadas, mientras un tropel de gente se acumula en las aceras y en las gradas montadas en la base del triángulo de la plaza.

La estatua que ocupa el lugar central es un monumento en honor a un cura católico, capellán del ejército americano, Father Francis Patrick Duffy, lleno de medallas conseguidas en bastantes guerras y batallas. El nombre de la plaza se debe a que allí estuvo hasta 1904 la sede del periódico New York Times. Desde 1990, el estado de New York tomó posesión de seis de los nueve famosos teatros de la calle 42. Es el famoso Broadway.

Mi visita hoy allí se debía a un alumno mío del doctorado, Alex. Está aprovechando los tres meses del verano para trabajar en Nueva York en los medios. Me ha enseñado la planta 37 de su edificio, donde tiene su despacho, en la empresa de televisión Viacom Internacional. Compagina esta ocupación con otros dos empleos, de marketing de eventos y de publicidad. Al mismo tiempo trabaja como profesor en su universidad de Arkansas, atendiendo tutorías de alumnos dos horas diarias por el Skype. Todo un ejemplo típico de neoyorquino.

Me he sentido la mar de orgulloso de tener exportados desde el año pasado a Nueva York a dos alumnos míos, trabajando como leones en la capital del mundo. He de reconocer con toda seriedad, que cualquiera de los dos me da mil vueltas como profesional y como persona. No creo que sea yo capaz de hacer lo que ellos han logrado. Vaya desde aquí para ambos mi más sincera felicitación.

06 agosto 2009

Andanzas por USA. Chapter XXXVI: St. Patrick’s Cathedral

Delante del Centro Rockefeller, oculta entre los rascacielos a pesar de su altura, se alza la Catedral de Nueva York. Es de estilo neogótico, bastante bonita. Resulta impresionante encontrarte en medio de la Quinta Avenida, en la Calle 50, con semejante maravilla. Casi llegando al Central Park, que comienza muy cerca, en la Calle 59, te encuentras con una catedral tan imponente, en la que caben más de 2.000 fieles.

Se comenzó a construir en 1858, para sustituir a la antigua catedral anterior. Por entonces su localización quedaba muy alejada del Down Town, lugar céntrico entonces de la vida social. Se terminó en 1878. Las torres de la fachada se añadieron en 1888. Tiene dos órganos bastante grandes, que suman entre los dos 9.838 tubos. Es un lugar céntrico bastante común para quedar con los amigos. Dentro de la Catedral, hay bastante vida. Los mejicanos, un montón de gente, tienen colgada en la nave de la derecha una imagen grandota de la Guadalupana. En la capilla del fondo tienen al Santísimo expuesto en adoración y rezan el rosario por las tardes.

Es la sede del arzobispo católico de Nueva York. Su diócesis incluye Bronx, pero no llega a Brooklyn, donde hay otra catedral más, con otro obispo distinto. Ayer, de camino a la Universidad de Columbia, visité también la catedral anglicana. Aquí se dice “episcopaliana”, para no parecer demasiado súbditos de la Reina de Inglaterra, que es su Autoridad máxima, siendo aquí ciudadanos americanos libres. Realmente estaba bastante vacía, no disponía casi de asientos, el ambiente era un tanto frío… tenía más aspecto de memorial, de monumento, que de templo.

Más adelante, al otro lado de la Universidad de Columbia, está la iglesia Baptista Riverside, financiada por John D. Rockefeller Junior, miembro de esa confesión. Pretende ser -cuando se termine- el templo cristiano más grande del mundo, para estar abierto a todas las iglesias. Allí han predicado desde su púlpito gente como Nelson Mandela, Fidel Castro en 1999 y el mismo Kofi Annan.

A estas tres se unen otras quince Catedrales cristianas más, todas en Nueva York (puedes consultarlas en Cathedrals in New York): copta, armenia, etíope, griega, rusa, serbia, antioquena, ucraniana…

Andanzas por USA. Chapter XXXV: The Empire State Building

Anoche estuve tomándome unas birras en el Empire State. Queda a un paso de donde estoy, en mi misma calle 34 a la altura de la Quinta Avenida. Su nombre viene del apelativo que se le da en plan de broma al Estado de Nueva York.

Es realmente alucinante. En el ascensor, subes los ochenta pisos en menos de cuarenta segundos, tragando saliva todo el rato para destaponarte los oídos. Luego coges otro ascensor extra, para subir hasta el piso 86.

La vista es impresionante. Todo Nueva York queda ante tus ojos: Queens, New Jersey, Brooklyn… y por supuesto, Manhattan al completo. El ajedrezado de calles y avenidas, todas perfectamente trazadas, sólo queda roto por Broadway, que hace honor a su nombre, y corta de norte a sur la isla entera, dando curvas como una serpiente.

Las luces de Times Square, las cúpulas iluminadas de los rascacielos principales, todo el tráfico enloquecido de las calles que no para por la noche… es un espectáculo digno de verse. Escuchas hablar a gente en todos los idiomas del mundo. Cientos de turistas sacando fotos. Hasta en euskera oí hablar a una chica de Bilbao. Me faltó tiempo para saludarla. Era de Basauri.

Tardaron sólo un año y cuarenta y cinco días en terminarlo, estando como estaban en medio de la crisis del 29, pues se inauguró en 1931.

Desde 1995, el edificio se ilumina de colores en honor de diversos acontecimientos: rojo, azul, verde, amarillo e incluso púrpura en honor a los graduados de la New York University, o azul y blanco para celebrar a Mariah Carey.

05 agosto 2009

Andanzas por USA. Chapter XXXIV: United Nations

La ONU, Organización de las Naciones Unidas, tiene su sede en Nueva York, a un paso de donde estoy afincado. La veo por la ventana, mirando hacia el río East, cauce izquierdo del Hudson river. Sus edificios quedan colindantes a la orilla, por lo cual te obligan a dar un rodeo para poder ir por la rivera Este.

Nada menos que ciento noventa y dos países del mundo disponen de su representante en este gran foro mundial. También está la UNICEF, encargada de cuidar a los niños desfavorecidos. El español está entres sus seis idiomas oficiales, junto con el inglés, el francés, el ruso, el chino y el árabe.

Salvo el Alto Tribunal de Justicia de La Haya, todos los demás organismos de la ONU tienen su sede en Nueva York. Aquí están la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social (ECOSOC) y el Secretario General.




Andanzas por USA. Chapter XXXIII: Columbia University

He visitado la Universidad de Columbia. Está considerada la octava en el ranking USA, al nivel de Duke University y de la Universidad de Chicago. Allí fue donde se experimentó por primera vez con uranio, donde nació el láser y la radio FM.

En los últimos diez años, Columbia ha obtenido ininterrumpidamente premios Nóbel entre sus investigadores y profesores. En total, lleva conseguidos nada menos que 39 premios Nóbel entres sus antiguos alumnos, a lo largo de su historia. Tres presidentes de los Estados Unidos, incluido Obama, han estudiado en esta universidad.

El campus universitario queda al norte, geográficamente dentro del Harlem Oeste. Sin embargo sus casas y vecindario, contiguos al río Hudson, no tienen nada que ver con el tono social e intelectual de su barrio contiguo.

Cuenta asimismo con la Columbia University Graduate School of Journalism. Es una Facultad de Periodismo completa, que oferta Master, Graduación y Doctorado en Comunicación, que aquí se llama Ph. D. -Doctor en Filosofía-.

La Escuela fue promovida por Joseph Pulitzer. La universidad edita la Columbia Journalism Review, una famosa publicación para periodistas. Tardaron diez años en fundar la Facultad de Periodismo, cumpliendo la voluntad de su donante. Sus clases comenzaron en 1912. En 1935, el Decano Carl W. Ackerman convirtió la Escuela en la primera Facultad de Graduados en USA, y probablemente en todo el mundo.

03 agosto 2009

Andanzas por USA. Chapter XXXII: Circle Line Cruise

Vuelta completa a Manhattan, sin dar un paso, con vistas incomparables. Eso es el viaje con El ‘Circle Line’. Arrancando del muelle o dársena ‘Pier 83’, el ferry te transporta por todo lo largo de la orilla del Hudson, para girar después rodeando la Isla de la Libertad y la Isla Eliss y meterse por el río East, hasta converger de nuevo por el río Manhattan en el mismo punto de partida

Hacer en barco la circunvalación completa de la Isla de Manhattan es posible desde 1905, cuando se arregló el canal para permitir girar a los barcos delante del Bronx. Es un modo bastante agradable de poder contemplar todos los rascacielos desde el exterior. Tal vez sea la única forma posible para poder contemplar Manhattan en toda su extensión, ya que la bahía y los ríos que la rodean no permiten gozar de una visibilidad mejor.

Impresionan bastante los puentes, más de un kilómetro de largos, que van sucediéndose a medida que vas pasando debajo de ellos. Quedan a gran altura, y soportan tráfico de hasta seis carriles de circulación, además de los vagones de trenes del metro de Queens y de Brooklin. En varios lugares los carteles advierten a los barcos de líneas eléctricas tendidas por el fondo del cauce, para que no fondeen con sus anclas.
















02 agosto 2009

Andanzas por USA. Chapter XXXI: Wall Street

Es la Financial area del Down Town neoyorkino. Su centro, la famosa calle Wall Street, sorprende por lo pequeña que es. Por un lado termina en la bahía de Nueva York, y por el otro en la iglesia Trinity Church, que se ve desde cualquier lado desde donde mires.

Allí en el centro está la sede de la primera presidencia USA. Ese lugar lo inauguró el primer Presidente Washington. El lugar se localiza fácilmente por la estatua de George Washington que tiene delante. El edificio se conoce desde 1789 como el Federal Hall. Poco duró, pues justo a continuación fue llevada a Washington la presidencia, donde ahora se localiza.

El célebre rotativo ‘Wall Street Journal’ también lleva el nombre de esta calle. Durante muchos años éste ha sido el periódico de más audiencia en los Estados Unidos.

También es asombrosa la inmensa bandera que cubre la fachada del New York Stock Exchange Bank, en el cruce con la calle Broad Street. Es el mayor sitio para cambio de monda en el mundo, debido al alcance del dolar norteamericano.

01 agosto 2009

Andanzas por USA. Chapter XXX: ¡Salté del peñasco!

¡Hoy me lancé al agua desde la roca de la ‘C’! Prometí que lo haría, y ya lo he hecho. La verdad es que daba bastante miedete saltar, una vez allí subido, al ver desde arriba lo lejos que quedaba abajo el agua del río. Calculándolo a ojo, unos 15 metros. La roca queda en un acantilado sobre el río Hudson, desde el Bronx.

Conseguir llegar hasta allí en bici, es toda una historia, la mar de divertida. Sales de la zona sur de Manhattam. Coges la Primera Avenida, y rodeando el edificio de la ONU, pasas al carril que va pegado a la rivera junto al río East. Aquello está lleno de gente paseando cómodamente, pescando, haciendo yogging, montando en bici o simplemente descansando tumbados al sol sobre el césped o viendo pasar los barcos: es un continuo parque toda la orilla.

Llegando a la altura de la calle 110, el ambiente cambia radicalmente: amigo, has entrado en Harlem. Los afroamericanos lo dominan todo. Baloncesto a toda marcha, barbacoas en pleno parque, música a todo volumen, gente danzando y riendo… Son otro mundo. Con todos los que he conversado al pasar, no me han pronunciado al hablar ni una sola consonante: te las tienes que imaginar tú sólo.

Había zonas que te dejaban alucinado. Por ejemplo: la calle 119 estaba casi entera cortada al tráfico. No se sabe si por el ayuntamiento, o por los vecinos a su bola. Impresionante. No creías estar en Nueva York. La vida del barrio lo llenaba todo, con ritmos, carcajadas, gente joven a montones moviéndose felices. Confieso que me he sentido medio tonto, al pasar con mi bici por el medio de ellos.

Tras atravesarme Harlem de punta a punta, llegando al final del todo, en el Norte, he cruzando el puente de Broadway, pasando directamente al Bronx. El tono vital ahí es distinto: mitad latino y mitad afro. Se oye hablar a veces español. Por fin, tras dar mil vueltas, hemos encontrado la roca de la 'C'. Rodeando el edificio azul de la foto, atravesando un bosque salvaje, cruzando luego las vías de un tren suburbano y trepando un poco, se llega a la famosa ‘C’, de Columbia University.

Ahí es cuando se ve el valor que uno tiene. La gente te anima a saltar, con gritos y gestos, desde los barcos que pasan. Pero el que tiene que arriesgarse a pegarse un bofetón contra el agua, es uno mismo. El truco para lanzarse, es no pensarlo. Simplemente te pones en el borde, avanzas un paso adelante, y la fuerza de la gravedad se encarga del resto.

Dos veces me he lanzado, saltando desde arriba, desde lo más alto, como Dios manda: para algo soy de Bilbao, oye. Al caer al agua, la notabas algo templada, cosa que se agradecía. Pero percibías de inmediato cómo la corriente de la marea te arrastraba con fuerza hacia adentro, con un empuje increíble, a pesar de que queda tan lejos el mar. Costaba bastante conseguir volver nadando de nuevo hasta la roca, única forma para poder salirte del agua.

Una vez cumplido con creces lo de saltar, el recorrido de vuelta a sido emocionante. Me he pedaleado entera toda la rivera Oeste del río Hudson, desde la calle 211 hasta la calle 34. Resulta increíble ver tantos kilómetros (21) de parque, repleto de césped y de jardines, justo al lado del río, cargados de gente funcionando la mar de a gusto, haciendo alegremente su vida. Me ha dado una envidia inmensa. Yo quiero venirme a vivir aquí.

El ambiente iba transformándose poco a poco, a medida que avanzabas. Cuanto más te situabas hacia el Norte -zona Harlem-, más familias veías con ambiente animado, montando celebraciones y fiestas de amigos o cumpleaños, con niños pequeños correteando y con mucha gente joven divirtiéndose. Bajando ya a la altura de Central Park, hacia la calle 110, el entorno se iba volviendo más europeo, de un estilo... digamos correcto y formal, de un tipo silencioso y urbano.

Tras cuatro horas de pedaleo y de baño, haciendo turismo barato, me visitado esta tarde la ciudad entera de cabo a rabo, gozando de unas vistas alucinantes desde las orillas… Vamos, que sin duda alguna es una experiencia que te recomiendo hacer si vienes. Al regresar, los amigos a los que se lo he contado me han pedido que repita el plan mañana con ellos. No sé. Ya veremos.