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Jueves, 7 de marzo de 2008
Queridos mamá, papá, hermanos/as, tía y cuñada:
Os voy a contar una historia que me pasó ayer. A las 19:45 (aproximadamente) recibo una llamada telefónica de un amigo que me dice que necesita que le haga un favor urgente. Le pido que me lo explique. Me cuenta:
"Tengo un sobrinito de cinco años con una leucemia avanzada. Ayer vinieron unos payasos al hospital y él no pudo verlos. Se ha quedado muy desconsolado y pidiendo que vuelvan, por favor. Los médicos han dicho que puede que [el niño] no pase de esta noche. ¿No podrías disfrazarte de alguna manera y venir ahora?"
Él sabía que yo había hecho cosas de teatro; por eso me lo proponía. Cogí una nariz roja (el único adorno auténtico), unas témperas para pintarme y la ropa más estrafalaria que encontré en la casa. Agarré un coche ya las 8: 15 estaba en el hospital. Me cambié en un pasillo, me pinté frente a una ventana y entré a ver a Humbertito. Estaba con respiración asistida y con morfina, pero todavía me esperaba.
Durante un buen rato hice... lo que pude. A las 9 se durmió. Me fui, prometiendo volver al día siguiente. A las dos horas falleció.
Después de mi actuación con el Papa, esta ha sido mi otra actuación estelar. Ante un público más reducido. Le he pedido a Juan Pablo II que le reciba con un abrazo muy fuerte en el Cielo: cumple tres años desde que murió [02/03/2005].
Hoy me he levantado distinto.
Un beso y un abrazo de Felipe
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