Copio unas atrevidas predicciones de César
Molinas, en su entrevista “Cómo
arreglar el paro de una vez por todas y transformar radicalmente España”,
que publica hoy ‘El Confidencial’.
En el futuro no habrá paro… pero nadie tendrá un
empleo (Branko Milanovic). Estamos ante un cambio muy fuerte: los
traductores eran antes indispensables, ahora los sistemas traducen cada vez
mejor. A los taxistas, ¿cuánto les queda?
Estamos abocados a un sistema social mucho más
complicado: poca gente trabajando y mucha desempleada. Lo que no habrá será empleo por
cuenta ajena, con horario fijo y salario estipulado; pero sí existirá trabajo
para el que quiera trabajar.
Lo más importante es la parte creativa. Los trabajos antiguos están desapareciendo, pero los nuevos
no han llegado aún. Habrá empleos que hoy ni siquiera podemos imaginar.
No sabemos cómo serán los trabajos del futuro. La empresa tiene que asumir los costes sociales de dejar a alguien en el paro. Las empresas están acelerando los planes de despido, antes de que llegue el nuevo Gobierno… lo que tiene su lógica. Malévola, pero la tiene.
Quien pase cuatro años sin trabajar, en el paro, después ya nadie le contratará. Hace falta mucha más competitividad en todos los niveles. En el parvulario, los chavales se matan por intervenir: todos levantan la mano para hablar, pero esa competitividad se les pasa.
Unos pocos colegios de enseñanza de excelencia
públicos podrían ser una solución. El profesor tendrá a 20 o 30 chavales
en clase, en grupitos que intentan resolver los ejercicios, o escriben una
redacción o debaten.
Con la universidad he tirado la toalla, empecemos por la guardería y luego ya veremos. La universidad es una vergüenza: es la consecuencia de haber dado todo el poder a los que la ocupan, sin pedirles rendición de cuentas ni ninguna responsabilidad. Lo que hacen es repartirse todo el dinero a principios de curso y su principio rector es que los profesores que ya están sigan teniendo su asignatura. No se han opuesto a Bolonia, porque degradase la enseñanza, sino porque había profesores que se tendrían que marchar.
Con la universidad he tirado la toalla, empecemos por la guardería y luego ya veremos. La universidad es una vergüenza: es la consecuencia de haber dado todo el poder a los que la ocupan, sin pedirles rendición de cuentas ni ninguna responsabilidad. Lo que hacen es repartirse todo el dinero a principios de curso y su principio rector es que los profesores que ya están sigan teniendo su asignatura. No se han opuesto a Bolonia, porque degradase la enseñanza, sino porque había profesores que se tendrían que marchar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario