Ha fallecido Luis Salom, piloto de Moto3. Quedó segundo y
tercero en el Campeonato Mundial de 2012 y 2013. Nueve victorias, veinticinco
podios, cuatro poles y siete vueltas rápidas en 118 carreras mundialistas.
Hablan de él sus amigos.
«Era el colaborador número uno de la Federación. Daba igual que le llamásemos para entregar en verano un premio a las cuatro de la tarde. Ya podía hacer sol y calor a esa hora, que él estaba puntual y con la sonrisa en los labios, para entregar ese premio y ayudar en lo que fuera», relata Pedro Mas, Presidente de la Federación Balear de Motociclismo.
Para Luis Salom, la ceremonia era «sagrada». Antes de cada
carrera, se arrodillaba al lado de su moto y, con los puños cerrados, rezaba
«sólo un padre nuestro». «Soy creyente católico, pero como mucha otra gente. No
me gusta darle importancia, tampoco voy cada día a la iglesia», explicaba el piloto,
con medallas de vírgenes al cuello, entre numerosas estampas religiosas, en su
rinconcito del motorhome, con respuestas cálidas al entrevistador y con una
amplísima sonrisa. Pese a su corta edad y su trayectoria aún en construcción,
con ocho temporadas en el campeonato, Salom, apasionado de su trabajo, devorador
de cintas de vídeo y cortes de Youtube, solía recordar numerosos detalles de
carreras pretéritas, sobre todo, de la época de Álex Crivillé y Mick
Doohan, en la que se formó.
“Era un piloto carismático, que se atrevía a adelantar hasta por huecos imposibles y que se arrodillaba ante su moto, rezando, antes de cada carrera. Para mí... Para mí sólo era 'Luis', el de la eterna sonrisa, el que, aún en los momentos más complicados, conseguía sacar una carcajada a todas las personas de su alrededor. Un piloto valiente que supo enamorar con su personalidad fuera de la pista y sobre la moto. Hoy, el motociclismo también ha perdido a un héroe, ha perdido a un hijo. Luis sabía perfectamente que el motociclismo puede regalarte la mayor de las felicidades, la más grata de las recompensas y la sensación más maravillosa del mundo.
“Son esos recuerdos imborrables de nuestro Luis, el que nos
hacía reír continuamente, el que se preocupaba por nosotros, el que compartía
todo con los que le rodeaban... Un trocito de mi corazón se ha marchado lejos,
pero me quedo con las enseñanzas que me dejó Luis y que me acompañarán durante
el resto de mi vida. Era una persona que nunca te fallará... Hasta la
victoria siempre, Luis. Prometo dedicarte todos mis triunfos”, declara Rosa
Suria, que se encontraba en el box del equipo cuando se produjo el accidente de
Luis Salom (El
Mundo, 04/06/2016).
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