Carta de una alumna
Querido Pedro: Cara a mi trabajo, tú me proponías que te enviase “una cara de folio comentando lo que discrepas, criticas, disientes, opinas lo contrario, crees equivocado, ves mejorable, etc., de los apuntes que te adjunto”. Pues bien, me parece complicado discrepar, criticar, disentir, opinar contrario… de las bellas páginas que acabo de leer, por lo que empezaré contándote una historia, basada en hechos reales, por supuesto.
Mi historia comienza hace un año. Estaba muy perdida, estancada en un trabajo horrible, no tenía dinero y había aborrecido definitivamente mi carrera [Periodismo]. Mi problema principal era que no sabía lo que quería, que no podía luchar por un futuro mejor porque no sabía qué futuro quería, no sabía qué oficio podría amar.
Un amigo me llamó, me dijo que en su productora buscaban transcriptores, un trabajo duro e infravalorado, un trabajo que nadie quería… Me presenté, me cogieron y he estado alrededor de un año desarrollando ese trabajo.
Ahora en mi empresa van a rodar cabezas. El proyecto, en el que yo y muchos otros trabajamos, se acaba. Nos van a poner en la calle, no hay más trabajo para todos nosotros y esto me ha hecho palpar una realidad que sabía que existía pero que nunca pensé que viviría tan pronto.
He visto como la gente se vuelve malvada:
- he visto como muchos pisaban la cabeza a algunos con los que, en otros tiempos, reían y se abrazaban después de varias cañas;
- he visto a personas retirar el saludo a amigos míos al verlos hablar con una jefa porque pensaban que estaban conspirando y lo que realmente hacían era comentar su nuevo corte de pelo;
- he visto a la gente hacer el mal delante de muchos ojos, mientras, esos ojos no daban crédito y, te puedo asegurar, que sufrían mucho, sufrían una gran decepción.
Hace unos días me pasaron dos cosas importantes. La primera, que me di cuenta de que ciertos compañeros míos, con la misma preparación y edad que yo, infravaloraban mi trabajo, el que yo desarrollo con tanto empeño; les pedí que me echaran una mano, ya que ellos no tenían NADA que hacer (por una serie de razones que no vienen al caso) y yo, sin embargo, tenía demasiado pero se negaron a ayudarme y se quejaron a nuestros superiores (uno incluso lloró) porque consideraban que un periodista (y lo pongo en cursiva porque, para mí, ser periodista es mucho más que haber terminado la carrera y llevar un año trabajando en un proyecto de calidad cuestionable) no tenía por qué transcribir.
La segunda cosa es que, horas más tarde la productora ejecutiva, es decir la jefa suprema (una persona que jamás había hablado conmigo, por supuesto) me llamo a su despacho y me dijo: “María, siempre llegas a tu hora, no levantas la vista del ordenador ni un segundo, pareces muy responsable y aplicada, ¿Qué quieres ser en la vida? ¿Qué quieres ser en el mundo de la televisión que yo te lo enseño? Piénsatelo y en unos días me lo dices”. Mi respuesta fueron unos ojos como platos, nadie nunca me había hecho esa pregunta.
Así que llegué a mi casa y empecé a leer tu texto, no creo que hubiera nada más adecuado para el momento que yo estaba viendo. Eugenio d´Ors… Yo ya conocía sus palabras, el año pasado tuve otra asignatura contigo y hablamos de él en clase, también hablamos del trabajo y el juego, de trabajar como si estuvieras jugando. Qué complejo me pareció eso entonces y qué fácil me resulta ahora. En este momento de mi vida ya he comprendido que el trabajo es una cuestión de actitud y que ahora, por fin, yo soy feliz porque voy a trabajar, ya no me parece el suplicio de ayer, siento que han reconocido mi esfuerzo y que había ojos mirándome cuando yo pensaba que no.
Es bonito como me siento ahora, porque nunca pensé en que el trabajo fuera un regalo y ahora tengo la oportunidad de decidir lo que quiero hacer, de hacerlo bien para demostrar que merezco la oportunidad que me han dado y eso me llena de alegría y emoción.
- Quiero ser ese “buen aprendiz, de un oficio cualquiera”.
- Quiero aprender con entusiasmo y poner ahí mi espíritu y, por supuesto, no he preguntado cuánto voy a cobrar porque eso, ahora mismo, es lo que menos me importa.
- Quiero sentir amor por lo que hago y, para mí, eso pasa por hacerlo bien.
Hay determinadas definiciones que son realmente hermosas:
JUSTICIA: dar a cada uno lo suyo, lo que le es propio, lo que se merece. Durante muchos años he pensado en qué le pediría a mi Hada Madrina, o al famoso Genio de la Lámpara si consideraran concederme un deseo. Cuando tenía 13 años, lo tenía claro: “Quería estar buena” Pero un día, tirada en el césped y mirando al cielo, lo decidí: justicia para todos en el mundo.
AMISTAD: disfrutar -aún a costa del perjuicio propio- con el bien ajeno de la persona querida. Disposición gustosa de entrega y de servicio. Los pocos años que tengo me han enseñado que no hay nada más complejo que encontrar un buen amigo, muchos me han decepcionado pero, sin embargo, los pocos con los que me he quedado me hacen fuerte, feliz y me llenan de ganas de vivir. La amistad es uno de los valores más hermosos que puede tener el ser humano.
SOLIDARIDAD: virtud que hace sentir como propios los agravios, ofensas, éxitos, etc., de los demás seres humanos. Es apreciar como también de uno mismo lo que sucede a toda la especie. Me relaciono con mucha gente que ha hecho de su profesión la solidaridad, y ellos, sin ninguna duda, son los que más entusiasmo sienten por lo que hacen, los que más aman su trabajo. Los admiro profundamente.
CONFIANZA: actúa de tal modo que merezcas no necesitar vigilancia. Ocúpate de lo que se te encomienda como lo haría el más directamente interesado en lograrlo. Esto es lo que pretendo conseguir en mi trabajo y voy camino de ello. Mi jefa me ha dado su confianza y, con ella, me obliga a no fallarle, a serle fiel, puede que yo me lo haya ganado pero ahora me queda un largo camino por recorrer, mucho que demostrar.
En fin, Pedro, podría seguir eternamente, hay mucho zumo que exprimir en estas páginas tuyas, pero creo que éste puede ser un buen resumen de lo más me ha afectado, llamado la atención o impresionado. Gracias por regalarnos esto.
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1 comentario:
Mar�a, Pedro :
yo ya acab� la carrera hace 3 a�os, tampoco tengo el trabajo que he so�ado toda mi vida y s� que a�n meespera un futuro �spero de aprendizaje y constancia. Pero considero esencial leerse el texto en serio y tomar conciencia de la actitud con que cada uno debe afrontar el trabajo, su misi�n. Lamentablemente, mucha gente menor de 27 a�os no se ha dado cuenta todav�a.
Os felicito porque puedo compartir con vosotros la madurez y decisi�n inquebrantables y nobles de tomarse la realidad con responsabilidad. A seguir as�!
^_^
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