Hasta el más ignorante comprende que la democracia se fundamenta en la independencia de los poderes, en su control separado respectivo. Legislativo, ejecutivo y judicial, van separados sin inmiscuirse ni interferirse en sus funciones. Cuando la policía judicial pacta en secreto con los políticos, y encima el juez encargado del caso negocia en secreto con el Ministro de Justicia, cuyo gobierno a su vez domina a un parlamento sumiso… entonces de democracia no queda ni el recuerdo.
Me parece que nuestro ‘juez estrella’ podría aplicarse la misma receta que su compañero de caza ex-ministro: la dimisión. Ya militó Garzón en su día en el partido al que ahora trata de favorecer descaradamente para las elecciones autonómicas. Pienso que con lo que ha deshecho, ya es suficiente: no hace falta que pugne por lograr más méritos. Por dignidad, por respeto al poder que encarna, por imparcialidad y porque ya no puede causar mayores males que los que ya ha causado, influenciando descarada e interesadamente a la opinión pública, creo que podría dedicarse a la caza ya el resto de sus días, dejando en paz a la justicia, que flaco favor le ha prestado.
No es un juez imparcial, no dirige un proceso justo, no sigue las reglas básicas de una democracia, no genera confianza en la justicia, no encabeza un tribunal independiente, no actúa con equidad, no cumple con los deberes obvios de su cargo, no salva la independencia del poder que regenta… ni cosa que se le parezca.
Permite que el diario progubernamental publique filtraciones constantes, no corta la voz de los que le instrumentalizan, disfruta provocando desacreditaciones infundadas de personajes públicos… Creo que sería mucho más honesto y coherente, renunciar a seguir en la causa, cuando ya ha dado pruebas tan claras de parcialidad, de interés y de partidismo.
Puedes leerlo en Y digo yo: ¿cuándo dimite Garzón?
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