A catorce minutos de Nueva York, a cuatro paradas en el tren de cercanías, esta el sitio donde duermo. Es una gozada: se esta de vicio. Es increíble que tan cerca del follón de Manhattam se viva como en la gloria. Tienes la sensación de que no puede ser cierto.
Todo es un ininterrumpido jardín, con bosques, lagos... Las ardillas corretean felices, como por su casa. Hoy una estaba desayunando a la vez que yo, al alcance de mi mano. Por las noches algunos ciervos vienen a ramonear las hojas del seto. Es increíble.
También corretean a sus anchas los chipmunks (una especie de ardillas enanas con colores), y algún conejo espabilado de rabo blanco, con cara de astuto. Hay pájaros colorados, de un rojo intenso.
Pregunto a esta gente quién les cuida tanto césped y jardín, y me responden que eso es tarea de cada vecino. Me dicen textualmente “each one’s duty”: ocupación, misión, competencia, cometido de cada ciudadano. No sé yo si esto funcionaría en otros sitios…
Te recomiendo trabajar aquí. Tiene sus recompensas.
1 comentario:
Pedrín, yo te contesto al enigma del penúltimo párrafo. En España, sencillamente, no hay ardillas. Como mucho gorriones. Las ardillas, al igual que los patos en un río, durarían menos que una prebenda en la puerta del Congreso. En cuanto al ''eachone's duty'', ya se sabe que en nuestra piel de toro todo lo hace el barrendero; así que podemos tirar de todo al suelo con tranquilidad porque sabemos que el señor con mono verde lo limpiará (gratis?). No vuelvas a Spain, Pedruchi, don't depress yourself
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