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Fíjate metas, ten proyectos, proponte objetivos que lograr, busca retos que superar... Lo que tenías hasta ahora, ya es tuyo, ya lo posees. Progresa, no te pares. Busca más. La jubilación es para el final. Aprende nuevas destrezas. No te conformes nunca con lo que ya sabes. Quien hace un cesto, hace ciento. Repetir es claudicar.
Tu mayor valor ahora no es el dinero, ni los puestos que consigas: tu mayor activo ahora es invertir y rentabilizar tu juventud, dedicarte felizmente a desarrollar los proyectos que te propongas. Nada, casi nada, hay ahora imposible para ti, salvo lo que tú mismo digas que no puedes. Tu traba mayor eres tú mismo, si te frenas.
Ten mil planes accesibles y calculados, asumibles y realizables; ponles fecha, y lánzate a
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Los cuarenta años, e incluso los treinta avanzados, no son el momento ya para lanzarse a vivir estancias en el extranjero, ni para atreverse a pedir becas, ni para comenzar estudios de postgrado, ni para competir en concursos y pruebas, ni para trabajar en unas prácticas mal retribuidas pero llenas de contenido aprovechable, ni para lanzarse a comenzar un diario gratuito con unos amigos, ni para hacer contactos fieles y planes audaces, salgan o no salgan económicamente beneficiosos... Disculpa si te hablo a corazón abierto. Suerte, y que sigas siendo joven, especialmente de mentalidad, toda tu vida.
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