Este año 2006 contamos con veinte mil universitarios menos que el curso anterior, en cifras globales. El descenso es imparable, desde hace varios años. Las pérdidas de alumnos se deben a causas demográficas indiscutibles: no nacen estudiantes. Es así de sencillo. La nueva población importada no emigra al viejo continente para ofrecer pago de dinero en matrículas universitarias, sino más bien a demandar ganarlo en puestos de trabajo.
¿Sobran universidades en España? Sólo el tiempo dará la respuesta. Hoy los centros de estudios superiores disponibles son multitud, especialmente en los grandes núcleos urbanos. Tal vez haya que readecuarlos, bien transformándolos (para la tercera edad) o incluso cerrándolos. Los mismos centros públicos están lanzando cada vez más campañas de oferta para la captación de alumnos, lo cual resultaba hasta hace poco impensable.
Basta un caso como ejemplo: la Universidad pública a Distancia -UNED-. Cuenta con más de 180.000 alumnos, pero anuncia que cerrará la cuarta parte de sus centros en el extranjero, ante la escasez de estudiantes: sólo continuarán doce de ellos, de sus actuales dieciséis. Eliminará sedes tan próximas y cercanas a España como Lisboa (Portugal) o Tánger (Marruecos), e incluso otras tan emblemáticas para el mundo castellano parlante como Miami (USA) o Rosario (Argentina). Con todo, se mantendrán los centros de Malabo, Bata, Lima, México, Buenos Aires, Sao Paulo y Nueva York.
Las distancias desaparecerán más aún con el nuevo Espacio Europeo de Educación Superior. Eso puede afectar a las demás sedes de la UNED en Berlín, París, Berna, Munich, Colonia y Bruselas. Su coste soportado, superior a 150 millones de euros, requiere una causa mayor que lo justifique, ya que sale del bolsillo de todos los españoles.
¿Sobran universidades en España? Sólo el tiempo dará la respuesta. Hoy los centros de estudios superiores disponibles son multitud, especialmente en los grandes núcleos urbanos. Tal vez haya que readecuarlos, bien transformándolos (para la tercera edad) o incluso cerrándolos. Los mismos centros públicos están lanzando cada vez más campañas de oferta para la captación de alumnos, lo cual resultaba hasta hace poco impensable.
Basta un caso como ejemplo: la Universidad pública a Distancia -UNED-. Cuenta con más de 180.000 alumnos, pero anuncia que cerrará la cuarta parte de sus centros en el extranjero, ante la escasez de estudiantes: sólo continuarán doce de ellos, de sus actuales dieciséis. Eliminará sedes tan próximas y cercanas a España como Lisboa (Portugal) o Tánger (Marruecos), e incluso otras tan emblemáticas para el mundo castellano parlante como Miami (USA) o Rosario (Argentina). Con todo, se mantendrán los centros de Malabo, Bata, Lima, México, Buenos Aires, Sao Paulo y Nueva York.
Las distancias desaparecerán más aún con el nuevo Espacio Europeo de Educación Superior. Eso puede afectar a las demás sedes de la UNED en Berlín, París, Berna, Munich, Colonia y Bruselas. Su coste soportado, superior a 150 millones de euros, requiere una causa mayor que lo justifique, ya que sale del bolsillo de todos los españoles.
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