21 febrero 2008

¿Vamos a clase?

Pues va a ser que no. Al menos, salvo que haya un motivo poderoso. Esto es lo que sucede, no sé si tristemente (por vagancia) o afortunadamente (por rendimiento). Desde luego, la libertad de asistencia (que vaya a clase sólo quien quiera) asegura totalmente la selección de los interesados. Es lo que agiliza la participción en la sesión, asegura el ambiente grato y facilita el rendimiento útil.

Acaba de salir un Estudio de la Universidad Complutense (13.01.08) investigando porqué los alumnos no asisten a las clases. ¿Cómo es posible? Porque su horario es demencial. "Los alumnos tienen clases no consecutivas, frecuentemente en distintas aulas, con el engorro que resulta estar cambiando de sitio, y la inexistencia de la 'clase' como grupo estable, donde los alumnos se conocen y pueden cooperar", indicaron las autoras del informe, Esperanza Gracia y María Covadonga.

Los estudiantes justifican sus ausencias por varios motivos:

1º por el solapamiento de los horarios,
2º por el caótico sistema de matriculación (no pudiendo armonizar sus horarios con un mínimo de orden lógico),
3º por la disponibilidad de medios mucho mejores que las clases para estudiar,
4º por la distancia que deben recorrer hasta la facultad desde su casa.
5º por el mismo profesor que imparte la asignatura (con sus “peculiaridades”, diciéndolo con finura)
6º por la necesidad de compatibilizar las clases con las prácticas en un plan de trabajo.

Éstos son los resultados del informe presentado en las XVI Jornadas de la Asociación de Economía de la Educación. Se deben a una encuesta realizada a alumnos de Economía (en el Campus de Somosaguas).

El absentismo implica también fracaso escolar, "relación que preocupa y debería movilizar a todos los que tienen una responsabilidad en el proceso educativo toda una serie de políticas públicas destinadas a incentivar la asistencia a clase de los estudiantes", agrega el informe.

Los universitarios faltan de media a clase un 41% de las veces, es decir, fallan de media a cuatro de cada diez clases. Las chicas acuden a clase un 62,5 de las matriculadas, mientras que sólo van el 55,7 de los chicos. Faltan menos los alumnos con evaluación continua, siendo muchos más ausentes los de único examen final. Anima enormemente la asistencia de los alumnos a clase la existencia de exámenes liberatorios, concluyen las investigadoras.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Resulta complicado explicar por qué los alumnos faltan a clase. Los motivos que se derivan del estudio son importantes, pero tendríamos que tener en cuenta cómo se ha realizado este para saber así por ejemplo, si lo que contestan los alumnos responde a lo que socialmente justifica la falta de asistencia. En este sentido yo añadiría que, por una parte, el sistema educativo tiene evidentes deficiencias que motivan que en ocasiones sea más útil estudiar en casa que acudir a clase. Por otra parte, no podemos olvidar que fruto quizás del primer motivo que expongo, gran parte del alumnado sea, si se me permite, "bulto". A mí tú clase de hoy me ha gustado y te lo digo como anónima. Parecía de esas en las que un profe que sabe, transmite con pasión a un alumno que quiere saber. El aprender porque sí.

Pedro García-Alonso dijo...

Únicamente no estoy de acuerdo con eso de que "el absentismo implica fracaso escolar", por mucho estudio de eméritos investigadores se nota que se tragaron todo y les corroe la verdad: muchos sacaron mejores notas que ellos y lo que es peor: al final las notas no se ven reflejadas a la hora de encontrar un buen curro. El otro día me decía una amiga que está en un periódico de un Asnón, que le habían dicho literalmente "vuestras notas nos las pasamos por el forro...", lo que ijmporta es que puedas pringar sábados, domingos, y doce horas seguidas diciendo lo que quieran y retocando fotos a su gusto...a "reactar" ya te enseñarán cómo...

Comunistilla

FSG dijo...

Hay estrecha relación entre varios de los artículos publicados por Pedro que hace alusión a la meta común que comparten alumnos y profesores.
¿Cuál es la causa última del fracaso escolar?, ¿cuáles son las razones que fomentan el absentismo a clase?. Podemos recorrer la Universidad y preguntar a los alumnos la razón inmediata del porqué no muestran un mayor interés, del porqué no van a clase, pero las estadísticas se quedan en circunstancias personales y no van más allá, hacia el problema real. ¿Cuáles son razones que llevan a un alumno a perder las ganas de aprender y la curiosidad por las cosas que un día lo impulsaron hacia la Universidad?. El "templo del conocimiento" ha perdido su razón de ser a partir del momento en el que los alumnos y profesores consideran esta institución como un trámite burocrático: aprenderse los apuntes, examinarse y graduarse. Ya no hay tiempo ni espacio para pensar, y quizás todo ello esté en relación directa con quienes tienen la labor de "guías". ¿Cuál es, entonces, la misión de un profesor de Universidad en la sociedad de hoy?

Marina Lacalle dijo...

Uf, yo cuando entré en la facultad en primero, a mis 18 añitos, era de las que no se saltaba ninguna clase (porque siempre es más fácil coger unos apuntes para estudiar cuando al menos algo te suena)...al cabo de los dos meses decidí que había clases a las que no merecía la pena ir, porque no me aportaban absolutamente nada, ni académica, ni profesional, ni personalmente, ni tan siquiera para pasar un buen rato riéndome de profesor.
Desgraciadamente, si los docentes pasan alguna prueba, es de conocimiento de lo que se imparte, no de metodología pedagógica. Hasta donde yo sé, un profesor debe ser más experto en enseñar que en el contenido que enseña. Chapó por gente como Pedro, como Ángel Bahamonde, como Felicísimo Valbuena, como Rodríguez Merchán, como Sánchez-Bravo, que saben de qué hablan, saben explicarlo y saben involucrarte para que aprender no te resulte una pesada carga (por cierto, si algun alumno de Periodismo de la Fac de CC de la Información lee esto, que los coja si puede y vaya a clase, que merecen mucho la pena).

Marina Lacalle dijo...

Por lo de las notas, Pedro, he de decirte que efectivamente se pasan los expedientes por el forro, porque lo que se estudia en "ésta nuestra facultad" poco tiene que ver con el trabajo diario de un redactor. Sacar un 10 en Estructura de la Comunicación, Teoría de la Información y Empresa Informativa de 4º, ni siquiera Redacción Periodística (en cualquiera de sus variedades) te garantizan que tú sepas, por ejemplo, titular. Saber redactar en un periodista significa, no sólo redactar con corrección, sino tener ingenio, criterio y poder hacerlo bajo la presión del reloj. A modular la voz en la radio, se aprende haciendo horas de micrófono y escuchándose. Y por mucha práctica que se ofrezca, no se aprende en 3 meses, ni en condiciones de laboratorio.
Ojo, que la Facultad te enseña algo muy interesante: a pensar como un periodista, a pensar en clave de comunicación. Pero la experiencia es un grado y se adquiere con el tiempo, no te la da una nota.
Por cierto, si en ese periódico de Ansón se trata así a los becarios, como mano de obra barata, con servicio 24 horas y sin ningún tipo de dignidad, por favor, hazlo público desde aquí y advirtamos a todos los que quieran hacer prácticas que ese no es el sitio donde van a aprender.

Pedro García-Alonso dijo...

0198Yo acostumbro a ir a clase porque me facilita mucho el estudio, ya que suelo retener bien lo que se da en clase y luego casi no tengo que hacer esfuerzo. Además, mi experiencia a lo largo de los años me ha enseñado que en muchas ocasiones perdir apuntes es una locura, porque lo queramos o no, cada uno tiene su código para tomarlos y no todo tenemos el diccionario mágico para descifrar lo de los demás.

Aparte de eso, si por interés fuera, no iría a la mitad de las clases, porque entre asignaturas que no sé muy bien qué pintan en la carrera, y profesores que no deberían ni llamarse así, se te quitan las ganas de asistir. Me da rabia que determinadas asignaturas que me parecen muy interesantes estén impartidas, en ocasines, por profesores que te las acaban por hacer aborrecer. Eso me ha llevado en otros cursos a faltar, y mucho, a clase.

Así que sirva esto un poco de apunte para ver unas razones de por qué no vamos a clase. Seguro que se me quedan más en el tintero.

Anónimo