“Haced cosas bellas, pero, sobre todo, convertir vuestras vidas en lugares de belleza.
“Es preciso lograr que las personas no sólo acepten la existencia de la cultura del otro, sino que aspiren también a enriquecerse con ella y a ofrecerle lo que se tiene de bueno, de verdadero y de bello.
“La fidelidad al hombre exige la fidelidad a la verdad, que es la única garantía de libertad y de un desarrollo humano integral.
“Vosotros, trabajadores de la cultura, creadores de pensamiento y de opinión, gracias a vuestro talento, tenéis la posibilidad de hablar al corazón de la humanidad, de tocar la sensibilidad individual y colectiva, de suscitar sueños, de ensanchar los horizontes del compromiso humano”.
Benedicto XVI, Centro Cultural de Belém (Lisboa), 12 de mayo de 2010
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