El pasado 3 de julio, Zapatero lanzó una pregunta desde la Tribuna del Congreso. Tomando él el libro de Educación para la Ciudadanía (escrito por José Antonio Marina, Editorial SM), retó a que le demostraran en qué adoctrinaba y recortaba ese texto la libertad de las familias. ¿Ah, sí? ¿Lanzando desafíos, oye? Pues encantado de darte respuesta: para apuestas, los de Bilbao. Amablemente se lo explico aquí un poco al señor presidente. Disculpa, si acaso, la brevedad. Allá va:
1.- El libro de marras presenta al Estado como prescriptor coactivo, como el gran sábelo-todo omnisciente, único conocedor y solucionador óptimo de lo que en realidad necesitan las personas, aunque ellas no lo sepan (es curioso que hasta hoy no se haya descubierto): "Las familias pueden educar a sus hijos en su religión y en su moral; pero el Estado debe encargarse de facilitar a todos nuestros jóvenes aquella educación que la sociedad considera necesaria para el desarrollo de los proyectos personales, la buena convivencia, la justa resolución de los problemas y el progreso económico".
-Pero bueno, ¿es ahora el Estado quien tiene que juzgar la ética y la validez de los "proyectos personales"? ¿Y menos aún los de un menor, y –peor todavía- haciéndolo a espaldas de sus padres? ¿Qué porras tiene que enseñar el Estado sobre el progreso económico? ¿Qué empresa con un mínimo de prestigio dejaría al Estado adoctrinar éticamente sobre ese tema a sus empleados? Pues si ni para los adultos lo admitimos, ¿a santo de qué confiarle al Estado menos aún los menores? Suspenso en economía.
2.- Ni la asignatura Educación para la Ciudadanía se limita sólo a transmitir preceptos constitucionales, de eso nada, ni es un simple calco aséptico de la Declaración de los Derechos Humanos, como Zapatero proclama y pretende convencer (no sé a qué iluso).
-Sexo, sentimientos, afectos, valores, familia, autoridad, exigencia, moral y muchos otros ámbitos que ese libro y esa asignatura acometen, exceden ese cebo pretendidamente jurídico e indiferente que nos propone el actual presidente. Suspenso en Derechos Humanos.
3.- No vale decir que para educar la ética son suficientes los derechos constitucionales. Eso es tan hortera, al menos, como la
Constitución de Cádiz (la segunda de 1812, precedida por la de
Bayona de 1808), que prescribía “Art. 6. El
amor de la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españoles y, asimismo, el ser
justos y
benéficos”.
-La Constitución no dice NADA -y es mejor que no lo diga- sobre beneficencia, amor, amistad, valores, moral, afecto, sexo, comportamiento, etc. Eso que tú, Zapatero, nos quieres colar, no es más que TU IDEOLOGÍA POLÍTICA, concretamente, la del actual partido gobernante. ¿Pretendes acaso que cambie según las elecciones el temario de la enseñanza? ¿O que imponga cada partido el suyo en cada autonomía? Suspenso en Derecho Político.
4.- Sostiene Marina: "La Constitución española –que es una constitución laica–" (sic)… ¡Eso es más falso que Judas! ¡Es ACONFESIONAL! La Carta magna consagra el
respeto a las religiones y creencias, mencionando explícita y manifiestamente a la Iglesia católica.
–‘
Aconfesional’ frente a ‘
lacista’, se parecen tanto como el ‘no definirse respetando’ (que es exactamente lo que la Constitución proclama), frente al ‘definirse en contra prohibiendo manifestación y uso públicos’ (que es la sucia milonga que nos pretendes colar con el tal Marina). Suspenso en Derecho civil.
5.- Afirma que "el buen ciudadano es el que piensa bien, tiene los sentimientos adecuados y obra rectamente".
-Pero oye, Marina, ¿tú a qué juegas? ¿De verdad que te crees lo que dices? ¿Pero quién demonios te has creído tú que eres? Los "sentimientos" y los "pensamientos" son de cada uno según le brota, suyos propios, personales y privados, exclusivos y como le dé la real gana tenerlos. Sólo falta que ahora vengas tú a adoctrinarnos hasta en eso. Además, ¿a qué leches viene ahora lo de "obrar rectamente"? ¡Pero si no has parado tú de repetir que lo "recto" no existe, que sólo existe lo mandado por el Estado, pero que lo de "bueno" y "malo" era falso! Suspenso en libertad ciudadana y en libertad de pensamiento.
6.- Presenta como una de las "necesidades" de los niños –aunque ellos no lo sepan, ni sus padres, ¡menos mal que has venido tú a descubrírselo!– "determinar su personalidad", aclarando cuestiones como la "la identidad de género, la identidad religiosa o ideológica, la identidad nacional".
¿Y si yo no deseo que un nacionalista le enseñe a mi hijo su idea de nación? ¿Y si alguien no desea que el género de su hijo sea discorde o distinto que su sexo? ¿Y si un padre no desea que a su hijo le den el catálogo de religiones indiscriminadamente? ¿Pero de verdad esperas que alguien se lo crea? Suspenso en libertad de enseñanza.
7.- Esto recuerda demasiado al programa de
Karl Marx con su política colectivista: "A cada uno según su necesidad, de cada uno según su capacidad". ¿Basta con que el Estado diga lo que está bien y lo que está mal, y que las familias depongan dócilmente sus derechos?
De ninguna forma. Se trata de una obsesión irrealizable, pretender crear un Estado providencial, capaz de dar "a cada uno su necesidad" y de esperar, a cambio, "de cada uno su capacidad". La familia es modelo para la sociedad, y no lo es el Estado para la familia, como tú pretendes. Suspenso en civilización. Penco en sociología.
8.- Ofrece el libro un muestrario de convicciones y de valores, presentándolas indiferentemente, con absoluto relativismo ético: "no puede negar ninguna de ellas –ni religión, ni patriotismos, ni modelos de género–, sino solamente indicar los que resultan imposibles o difíciles de compaginar con el mundo de la dignidad y de los derechos".
-Estupendo. Ética del todo vale, del gratis total, de rebajas por cierre de negocio, de ausencia de valores verdaderos, de venga usted y escoja. Suspenso en Ética.
9.- Sostiene que el Estado decide en cada momento qué es bueno y qué no. ¿Aborto? ¿Eutanasia? ¿Diálogo con terroristas? ¿Poligamia? ¿Sexo? ¿Propiedad privada? Eso lo determina el gobernante, según le parezca al Estado en cada instante. Todo da igual. Nada es ni bueno ni malo. Simplemente está lo prohibido y lo permitido. Suspenso en valores.
10.- Marina insiste en que el Estado, a través del plan de estudios, debe suplantar a las familias cuando éstas no transmiten de manera "eficaz" valores a los hijos.
-Vale, ¿Y quién ha decidido que todos los padres de España sean así, de repente, tan incapaces de educar, y que sea ahora el Estado quien debe asumir ese deber, para toda la enseñanza, al menos la pública? Pues por lo visto, señores, es el parlamento quien lo ha decido, según sostiene Zapatero, eso sí, CONTRA TODA JUSTICIA, pues lo hace sin sentencia judicial alguna que lo avale, sencillamente mandando retirarles a todos los padres su derecho fundamental de la educación que la Constitución reconoce, sobre sus hijos. Suspenso en justicia, por dictar sentencia sin juez y sin tribunal.
11.- Educación para la Ciudadanía es un atropello. Usurpa clamorosamente el derecho consitucional de los progenitores a enseñar los valores lícitos que ellos libremente elijan para sus hijos. Atenta contra la libertad de conciencia, consagrada por la Constitución Española. Es algo impropio de una democracia, y apesta a dictadura bananera a lo Hugo Chávez. Suspenso en Derecho Constitucional.
También se ofrecen hoy para esta asignatura otras cuantas versiones más del libro de texto
disponibles, ya editadas e impresas (como las de Octaedro, Akal, Laberinto o Santillana) donde se incita a los niños, por ejemplo, a ejercer el sexo antes de los catorce años. Vamos, puro avance científico educativo: propuestos para el premio Nóbel de la honestidad. Añadamos “Alí Babá y los 40 maricones”, toda una maravilla de cerdería guarra, sí, de cochina marranada, públicamente avalada por la ministra. ¿Para qué está entonces la prohibición de pornografía en TV del horario infantil? Suspenso en coherencia.
Como viejo profesor que soy, estimados Zapatero y Marina, os suspendo y descalifico con un cero sobre diez. No, peor: un cero sobre once. Suspenso total. Dedicaros mejor a otra cosa: ya se ve que la enseñanza no es lo vuestro. Os recomiendo leer este texto:
"El profesor puede enseñar o adoctrinar. Cuando la enseñanza prima sobre el adoctrinamiento, la educación cumple su función principal, en el interés de los que la reciben y en el interés de la democracia bien entendida. En cambio, cuando es el adoctrinamiento el que se impone, se convierte en nefasta, abusa de la infancia y sustituye la cultura por impostura".
Jean François-Revel (1924-2006) Filósofo, escritor, periodista y miembro de la Academia francesa:
El conocimiento inútil, Espasa-Calpe (1993).