Me escribe un alumno, conversando a cuentas del modelo académico universitario que tenemos, sobre ciertas críticas que se oyen. Copio aquí sus palabras, pues me parecen bastante acertadas.
"En cuanto a ciertos comentarios negativos esgrimidos, todos tienen derecho a opinar, pero no veo por ninguna parte ni el fundamento ni los motivos justificantes, pues mucho de ello es sólo criticar gratuitamente y sin base.
"Pero, bueno... ya sabemos como funciona nuestra bienamada facultad. Todo el mundo es abanderado de la libertad y la fraternidad (esto último es de risa, porque creo que es, de lejos, la facultad con el alumnado menos integrado que he visto), pero en cuanto les ofrecen la oportunidad de desarrollarse libremente, dicen que es un profesor que no aporta nada...
"¡¡¡Pero so capullo!!! ¿Qué quieres que te aporte un profesor en cuarto de carrera? Toma tú la iniciativa y saca todo el partido de ese hombre para que te guíe... ¡¡¡pero debes ser tú quien avance tu propio curriculum!!!
"Es triste, pero al final prefieren seguir un programa ciego a rajatabla, a base de sólo empollar y aprobar (ninguno de estos terminos es sinónimo de aprender), en vez de convertirse en lo que realmente deberían ser: universitarios maduros y profesionales formados.
"Precisamente el otro día hablaba con mi hermana sobre este tema. ¿Por qué la universidad (salvando puntuales excepeciones, y date por aludido), que debería ser el motor de la investigación de un país, sigue funcionando igual que como hace 300 años?
"La sociedad ha cambiado mucho y no entiendo por qué la universidad, un ente en constante renovación, repleto de gente joven y que cuenta con la mayor base del conocimiento, no ha sabido adaptarse a ese cambio. Cosas como no poder comunicarte por e-mail con algunos profesores, es algo que me parece absolutamente increible... En fin, ya sabes de lo que hablamos.
"Espero que nos veamos pronto, yo, por si acaso, ya he dejado mi comentario. ¡¡Un abrazo!!"
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