13 febrero 2009

Carta de un alumno

Estimado Pedro:

Soy Javier, de tu clase. Abusando de la confianza que me da saberme alumno tuyo, gran favor que agradezco, ya que no sólo eres profesor, sino que también ejerces, te pido un consejo que necesito.

Como bien recordarás, siguiendo tus recomendaciones, cursé fuera de Madrid mis primeros años de carrera. Realmente ha sido maravilloso. He crecido, he madurado, me he formado, he aprendido algo mucho más importante que sólo unas asignaturas. Han sido los años más fantásticos de mi vida. Te lo agradezco de corazón. Ante eso, Erasmus me parece un juego de niños.

Por circunstancias que ya conoces, tuve que volverme a casa con mis padres. Esto es un horno. No quiero estar en un internado. Me aburren tantas correcciones como si fuera yo un niño. Que si no coger el coche, que si no llegar tarde, que si no cantar o poner música en mi cuarto… No sé si pasar de todo y pirarme a terminar la carrera fuera, lejos, con mis primos. ¿Qué hago?


Perdona la lata, y un fuerte abrazo.

Mi gran Javi:

Es imposible conseguir que tus padres te consideren, sin más, de golpe, sin que tú hagas nada, un hombre hecho y derecho. Por cada minuto que te han visto actuando como adulto, como mayor de edad, te han contemplado ¡horas! antes actuando como un niño.

El título de persona mayor, hay que ganárselo. Y no se gana gastando una millonada en móvil, ni una pasta gansa saliendo con los amigos, ni estando todo el día fuera de casa llegando a las mil y sólo para dormir y para atacar la nevera a destiempo.

Si quieres un hogar, no vivas en una fonda. Una casa no es una pensión. Ya te tocará sacar una familia adelante, y verás la poca gracia que te hace dejarte la piel por todos, para que luego cada uno vaya a su bola, montándose los planes sin contar para nada con el resto.

“Yo me lo paso mejor en vacaciones yéndome sólo con mis amigos”. Toma, y yo. Cualquiera prefiere montarse planazos al destajo, que tener que cuidar de los peques y de los viejos. Pero es así la vida: cuando dejan de cuidar de ti, te toca ponerte a ti a ayudar. La madurez no es para que te lo montes a parte y para que pases de todos, como un perrillo callejero. Es para convivir, y para anteponer la familia a los amigos.

Conclusión. Cúrrate el prestigio que necesitas, para hacerles ver que sabes actuar como un adulto, que tienes tus propias opiniones e ideas, tan respetables como las suyas, que eres suficientemente mayor como para saber qué horario de vida te conviene más.

Te sugiero varias propuestas:

1.- Créate una campaña de imagen.

- No te permitas excederte ni con media chiquillada delante de ellos. No uses bobadas en el hablar, ni te comportes con niñerías en tu actuar. Vístete siempre, como quieras que te traten. Si apareces en chándal en una reunión, no pretendas infundir allí un respeto que ni tú mismo te lo sabes dar.

2.- Busca la madurez total.

- Si quieres que te consideren un adulto, tendrás que renunciar a lo que resulta inadmisible en un mayor. ¿Qué pensarías tú, si tu padre llegara un día lleno de colgajos, tatuajes, tattoos & piercings? ¿Qué dirías de tu madre si un día viniese a casa rapada de skin?

3.- Infunde respeto con tus ideas.

- Emite tus opiniones delante de ellos con la ponderación, coherencia, sosiego, espíritu crítico, fundamentación y con la madurez de un señor. No digas ni media chorrada que te desautorice, cuando la conversación esté tratando algo de la mínima relevancia. Distingue cómo actuar ante los mayores y sus gustos, de con los planes de la pandilla.

4.- No hay derechos reclamados, sin deberes antes cumplidos.

- Si quieres disponer libremente de todo, como un adulto (hora abierta de llegar a casa, coger el coche sin avisar, no tener que pedir permiso para irte a cenar fuera), habrás de cargar también con los costes que eso conlleva. Lo cual significa que no puedes escaquearte de las cargas. Tienes que arrimar el hombro como un mayor, ofrecerte para solucionar los problemas, si quieres que te traten como un miembro de pleno derecho.

5.- No pidas, si no das

- ¿Quieres un trato de hombre adulto? OK. Pues compórtate también como un hombre adulto. A los pequeños se les permiten salirse del tiesto, porque a ellos no se les da ninguna relevancia, y porque se dejan corregir y reprender, e incluso castigar. Si no quieres sufrir advertencias y castigos, compórtate con toda responsabilidad y madurez.

6.- Aprende a comportarte en casa ajena.

- Si los costes de la vivienda donde habitas, los pagan tus padres, es lógico que las reglas del juego las marquen ellos también. ¿No te parece justo? ¿No le dirías tú a tus amigos, en mi casa mando yo? ¿O prefieres vivir en casa como si fueras sólo un alojado o un alquilado?

7.- Convivir es la asignatura que más cuesta aprender.

- Si no eres capaz de aguantar los defectos, las manías, las peculiaridades de quienes contigo comparten techo, amigo, mal lo llevas. Además, cuando con ellos te unen lazos imborrables de apellido, origen, cultura y condición. Te sugiero que sepas vencerte a ti, más que vencerles a ellos. Eso sí que es todo un reto. Luego serás capaz de relacionarte hasta con los bosquimanos.

8.- Gánate el prestigio

- Tienes que lograr alcanzar toda la reputación que mereces. Y eso no es sólo problema de sacar buenas notas. Es mucho más: es vivir con sobriedad en los gastos, es usar con moderación tu teléfono, es conducir sin multas y sin destrozos, es ocuparte e interesarte por la marcha de los asuntos comunes…

9.- Examínate a ti mismo.

- Es muy fácil criticar a los demás. Pero cuando un diálogo o unas relaciones fallan, no suele ser el 100% culpa de uno sólo de los bandos. Dos no discuten, si uno no quiere. Mira bien no sea que tú tengas también algo que corregir.

10.- Prepárate, que pronto tendrás tú una casa propia que sacar adelante.

- Saca experiencia y toma nota de lo que veas mal, porque estás a dos calendarios de tener que montar tu propia vivienda: por destino, por colocación, por trabajo, por la vida misma. Así que no pierdas mucho tiempo en adoctrinar y en dar lecciones a los otros, que al fin y al cabo, no te las van a agradecer, y aprendamos nosotros, que buena falta nos hace. ¿No crees?

Un saludo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Un diez para ti Pedro. Tu post (y tu blog) van en consonancia con tus clases. Si todos los profesores fueran como tu... ¡Ánimo!
Fdo: Un ex-alumno muy orgulloso de haber coincidido contigo.