Es la primera oferta mundial de «embriones a la carta». El centro ha encendido una agria polémica en Estados Unidos por «tratar la vida humana como una mercancía». Cuenta con una lista de espera de 150 parejas, que sólo deben decidir cómo les gustaría que fuera su niño ideal: raza, sexo, color de pelo y de ojos, altura aproximada... El centro Abraham se limita a seleccionar los donantes que más se ajustan a esas características físicas y cuya combinación genética podría dar a origen al bebé deseado.
Ofrecen fotografías actuales y de la infancia de los donantes, sus historiales médicos y académicos, sus aficiones... toda la información que podría ayudar a elegirles como los mejores ‘padres biológicos’. Se garantiza que los donantes estén sanos y posean un nivel intelectual adecuado, aunque nunca llegan a conocerse. La implantación se produce en el laboratorio «in vitro», fecundando los óvulos elegidos con los espermatozoides seleccionados.
La clínica también cuenta con un banco de embriones listos para ofrecer e implantar. En el centro hay un lote de embriones con una prometedora combinación genética, según las características de sus padres biológicos: ella, una joven universitaria de pelo castaño y ojos color ámbar; él, un joven y esbelto abogado de cabellos rubios y ojos azules. Dos de ellos ya han sido implantados, pero el resto permanecen congelados.
La oleada de críticas al negocio floreciente califica al servicio de compra de embriones de «pura mercadería». «Estamos tratando a los niños como si fuera una mercancía. Encargan embriones como el que ordena la compra de un ordenador», declaraba al «Washington Post» Mark A. Rothstein, experto en bioética de la Universidad de Louisville en Kentucky. «Mantener un negocio que involucra a embriones humanos parece una mala práctica desde cualquier perspectiva», opina en el mismo diario Susan Crockin, abogado especialista en tecnología reproductiva.
En España todavía la legislación sobre reproducción asistida permite sólo la selección de embriones por motivos médicos. Se permite únicamente la adopción de embriones sobrantes de los tratamientos de fertilidad y la donación de óvulos y espermatozoides, pero sin tener en cuenta las preferencias físicas de quien adopta.
1 comentario:
¿Y usted que piensa al respecto, Don Pedro?
Llegué aquí por indicación de Gabi (el chico majo que acudía a sus clases), ya que las breves descripciones de usted a las que he tenido acceso han despertado parte de mi curiosidad. Seguiremos en contacto por estos mundos virtuales.
Un saludo.
Publicar un comentario