Falso. La inquisición nunca convivió con la Andalucía musulmana, ni tampoco con la Córdoba islámica. «La Inquisición se establece en la ciudad [Córdoba] en 1482», precisó el historiador Juan Aranda Doncel.
¿Dónde existió esa pretendida sana convivencia, de la Andalucía mora con la Inquisición? Al Andalus se extingue en 1212, como reino musulmán en España, tras la derrota almohade de las Navas de Tolosa. Ibn Hud (Aben Huc) de Murcia se erigió en 1228 como nuevo gobernante de un reino musulmán reunificado, pero con un poder meramente nominal, pues la mayoría de las ciudades y territorios islámicos peninsulares nunca se plegaron a obedecerle. Fernando III el Santo conquistó Córdoba en 1236, Murcia en 1243, Jaén en 1246 y Sevilla en 1248. Granada cayó en 1492.
Esa pretendida nueva versión, tan falsa, de la historia “moderna” y “políticamente correcta”, que presenta a los malvados cristianos como cafres asesinos, y a los ‘pobrecitos’ musulmanes andalusíes como los más demócratas, los más tolerantes, los más cultos y los más partidarios de una libre convivencia, no aguanta ni media investigación. Es más falsa que un libro de ciencia ficción.
Un mito de convivencia entre cristianos y musulmanes
Las opiniones son respetables, pero los hechos son sagrados. El Islam no ha entrado JAMÁS pacíficamente en ningún país, ni MENOS AÚN ha dejado de mandar allí pacíficamente, si no ha salido por la fuerza de las armas. El Líbano podría haber sido la única excepción, pero ya vemos cómo está.
Hace ahora un par de años, un imán musulmán visitó a un líder religioso de la iglesia anglicana. La prensa británica sacó en titulares su preocupante soflama: “Os venceremos por vuestra religión, os destruiremos por vuestras democracias”.
“The Economist” sacaba en su portada este titular: “¿Es el Islam compatible con la democracia?” La respuesta, evidentemente, era NO y en el interior de la revista se hacía la siguiente reflexión: “Los partidos islámicos están intentando utilizar nuestras democracias con la intención de acabar con ellas en un futuro próximo, cuando ellos lleguen al poder”.
Un mito de convivencia entre cristianos y musulmanes
Las opiniones son respetables, pero los hechos son sagrados. El Islam no ha entrado JAMÁS pacíficamente en ningún país, ni MENOS AÚN ha dejado de mandar allí pacíficamente, si no ha salido por la fuerza de las armas. El Líbano podría haber sido la única excepción, pero ya vemos cómo está.
Hace ahora un par de años, un imán musulmán visitó a un líder religioso de la iglesia anglicana. La prensa británica sacó en titulares su preocupante soflama: “Os venceremos por vuestra religión, os destruiremos por vuestras democracias”.
“The Economist” sacaba en su portada este titular: “¿Es el Islam compatible con la democracia?” La respuesta, evidentemente, era NO y en el interior de la revista se hacía la siguiente reflexión: “Los partidos islámicos están intentando utilizar nuestras democracias con la intención de acabar con ellas en un futuro próximo, cuando ellos lleguen al poder”.
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