Si el periodismo digital se reduce a copias y recortes, no es buen periodismo. Sucede como con las copias de los cuadros famosos. Sólo tienen de valioso su parecido con los originales. Una reproducción de la Gioconda, es buena si imita bien el cuadro de Leonardo.
El periodismo Digital exige todo un género y un estilo propios. No basta con calcar las ediciones redactadas para el papel. Su lenguaje debe ser más condensado y breve, interactivo, global y relacionado a través de links con otras informaciones. Sólo esa creatividad y credibilidad, inmediatez y participación, gratuidad y accesibilidad, aseguran su valor de fiabilidad y aceptación por parte de la audiencia.
Para lograrlo debe contar con su fuente de financiación, básicamente la publicidad. “El Wall Street Jornal ofrecía sus contenidos gratis en la edición digital, pero la inversión no le salía rentable; entonces avisaron a sus lectores de que habría que pagar, pero con la premisa de aumentar notablemente su calidad... Al principio bajó el número de lectores de manera brutal, pero ha ido aumentando hasta encontrar un público totalmente fiel a sus contenidos específicos”, afirma Gervasio Sánchez, corresponsal de guerra de Heraldo de Aragón.
Al final, el lector es el que manda. Esto es lo principal. La falta de calidad -las erratas, por ejemplo- y limitarse a copiar los teletipos de las agencias, está causando una gran crisis de credibilidad hacia los medios tradicionales. El lector puede contrastar hoy la información de varios medios al mismo tiempo, sin abandonar la pantalla de su ordenador. Fácilmente puede comprobar el nivel de copia y de manejo de la opinión a que los grandes medios le someten.
“En general, el periodismo pasa por una crisis de calidad. Lo de menos es el medio: la solución es ofrecerle al público periodismo puro, buen periodismo. Si un medio gratuito tiene a los mejores comunicadores, porque se ha invertido en ellos, tendrá éxito de público. En que el único periodismo que va a sobrevivir está hecho sobre la base de las reglas del rigor, de la reflexión... Pero es caro, y hay que saber si las empresas están dispuestas a invertir o a copiar”.
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