05 enero 2007

¡Basta ya!

Basta ya de violencia. Acabemos de una vez. No lleva a nada: está suficientemente demostrado. Sólo crea sufrimientos y odios. Como a muchos, también a mí me ha tocado vivirlo personalmente. No le deseo a nadie esa experiencia. Sólo en mi primer año de carrera, en cuatro meses, contemplé tres veces seguidas con mis propios ojos el suelo de mi acera encharcado en sangre. Fueron tres atentados perpetrados en Vitoria-Gasteiz, de entre los doscientos muertos sumados en esos dos años.

Juan Cruz Montoya Ortueta, conserje de Marianistas, con 59 años, nacido en la localidad alavesa de Zambrana, fue asesinado el 18 de diciembre de 1979, a las 20.30, a la puerta del Colegio. “Conocía personalmente a Juan Cruz - comenta en su Blog Fernando Altuna Urcelay-. Cuántas veces me trajo el bocadillo a clase, ya que me había olvidado éste en casa. Mi recuerdo de Juan Cruz era el de un hombre bueno”.

Jesús Velasco Zuazola, Jefe de los Miñones -policía foral de Álava-, fue igualmente asesinado a cien metros de Marianistas, el 10 de enero a mediodía, delante de sus hijas, a la puerta del Colegio Ursulinas donde estudiaban, en pleno centro de Vitoria, por un disparo a bocajarro.

Eugenio Lázaro Valle, Jefe de la Udaltzaingoa -Policia Municipal de Vitoria-, fue asesinado el día 13 de abril al volver la esquina, en la misma acera en que falleciera Jesús Velasco tres meses antes, también de un disparo.

Carlos Díaz Arcocha, Jefe de la Ertzaintza -policía autonómica-, fue el Jefe de la tercera policía también asesinado, junto con los de la provincial y municipal -Minoak y Udaltzaingoa-. El siete de marzo de 1985 caía abatido junto a la Academia de Arcaute (Vitoria). Una bomba colocada bajo su coche estalló cuando se dirigía a ese lugar. Era Bilbaino, de 52 años, padre de cinco hijos, dos de los cuales son también Ertzainak. Según las personas que acudieron a socorrerle, Carlos permanecía aún consciente e incluso hablaba. Fue trasladado inmediatamente al hospital e ingresado a las 9.50 horas fuertemente desangrado, con destrozos de heridas abiertas y con respiración agónica. Falleció minutos después. Goian bego.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Cuánta gente en el País Vasco comparte de verdad todas y cada una de las reivindicaciones de Eta y de Batasuna? ¿De verdad la independencia sería lo mejor para Euskadi? Quizás muchos están pagando con su vida por las ambiciones de unos pocos herederos de Sabino Arana. Ánimo Pedro, los vascos como tú acabaréis ganando la partida con la razón de la palabra y no con la fuerza de la violencia y la muerte. Ramiro Lapeña