01 enero 2007

Correr la San Silvestre

Es la mejor forma de terminar el año: un modo sano, divertido, riéndote viendo todo tipo de aderezos y disfraces, disfrutando una hora entera mientras atraviesas por el medio la ciudad, rodeado de gente animándote y haciendo el ganso con los compañeros. Ayer corrí con periodistas de Eurosport y del Suplemento Campus, de El Mundo: hora y pico de trote.

Apoyada por el Diario Marca, también elmundo.es corre la San Silvestre. La corredora Nuria Labarri del elmundo.es lo aconseja: “Es muy muy divertida y me aporta un buen subidón para hacer todo lo que quiero el año viene". Realmente es un buen refrendo para confirmar los propósitos del año siguiente: mantenerse en forma, llevar vida sana, cuidar la dieta y obedecer a los consejos del médico. Como dice Alfredo Merino: “Un consejo: por lo menos una vez hay que probar este veneno". Además, eso sí que te hace recordar esa Nochevieja para siempre. He roncado hasta las dos del mediodía.

La San Silvestre Vallecana, según wikipedia, es una carrera de 10 km de distancia que se corre el 31 de diciembre, día de San Silvestre. La primera carrera se disputó en 1964 siendo sólo para corredores profesionales. Fue ideada por Antonio Sabugueiro y un grupo de amigos (con el nombre de Gran Premio de Vallecas), similar a la que se corría en la brasileña ciudad de Sao Paulo, el día de Nochevieja, antes de las familiares uvas. En esta primera edición, tomaron la salida 57 corredores.

En la actualidad hay dos carreras, la San Silvestre Popular (con participación abierta para cualquier persona mayor de 10 años), y la San Silvestre Internacional para corredores profesionales. Arranca la salida del Estadio Santiago Bernabeu, a las 18:00 en Concha Espina, Plaza Sagrados Corazones (ver mapa). Baja Serrano, Alcalá, Cibeles, Paseo del Prado, Atocha, Avenida de la Albufera, para terminar en Vallecas.

Desde aquí animo a todos a participar, como hice ayer en un e-mail masivo, y felicito al corredor amigo mío y actual alumno de 5º de Periodismo de la Complutense, que tuve el gusto de saludar al terminar, en el aplastamiento humano de la línea 1 de Metro (Portazgo). No cabía ni un lápiz en el vagón.

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