21 noviembre 2007

Fingirlo y aparentarlo, más que serlo

Según Antoni Talarn, hoy desgraciadamente vivimos volcados hacia lo externo, sin profundizar en lo interior. Culto a la apariencia, cuidado por la imagen, desvivirnos por la facha, esmero en el ambiente, entusiasmo por el aspecto… pero en cambio descuidando el contenido, olvidando la realidad, postergando el fundamento. Caemos en un utilitarismo hueco, vacío de razones. Mil “para qués”, pero sin ningún “por qué”. Satisfecha la ilusión, complacida la fantasía, pero vacía la razón y huera la inteligencia.

El problema actual radica en que “la autoestima depende de factores externos, no de los internos. Entre el ser y el tener, que decía Fromm, ha ganado el tener: imagen, estatus, formación, etcétera”. Así, “la sociedad se está empobreciendo desde el punto de vista psicológico”: “hemos pasado de la represión a una pseudoliberación, que quiere equiparar el acto sexual a cualquier otro acto humano”.

La verdadera liberación, para Talarn, sería poder vivir la vida real en plenitud, y no esta “sexualidad a la pata llana, que termina creando en los más jóvenes tremendas ansiedades individuales y grupales y en los adultos, una sexualidad consumista y valorada en lo material (tamaño, número). Y es que prácticamente se equipara la sexualidad a lo porno. Los ancianos se medican para rendir más, el consumo de pornografía y prostitución no para de crecer...”

Vamos, que viene a ser lo mismo que proponía hace cinco siglos Cervantes con El Quijote a sus contemporáneos, medio atontados de tanto leer y creer en las novelas de caballerías, llenando de falsedades virtuales e imbecilidades irreales sus mentes y desatendiendo lo real e inmediato: familia, descanso, amigos...

También lo proclamaba el gran filósofo Edmund Husserl, fundador de la fenomenología, con su lema “volvamos a las cosas mismas”: dejémonos de fantasías irreales, de comidas de coco vacías, y volvamos a vivir la realidad tal como es, sin inventos ni modernidades que no son más que bagatelas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por qué? Para continuar con el post. Why? Because hemos crecido viendo Barrio Sésamo, tal vez?y tantas otras series. Y entonces, qué pasa con los contemporáneos de Don Miguel de Cervantes? Demasiadas novelas de caballería?
Sigamos retrocediendo. Edad Media. Demasiadas supercherías e iluminaciones? Sigamos. Así, hasta que encontremos que miremos como lo miremos, convivimos, en guerra y en paz, los unos con los otros, les unes avec les autres, o contra los otros. Esta esfera radicalmente distinta a mí, que es el otro, impone una apariencia, porque no es, se me aparece. Igual que yo a los otros. Siento discrepar, pero yo comprendo bien que nos volquemos hacia lo externo. Gracias a Ortega sobre todo. Ahora bien, cada cual debe saber algo de sí mismo, por poco que sea, quizá Delfos queda lejano pero el templo sigue siendo interior.
Qué gusto encontrar este post, esta oportunidad de escribir lo que quería pensar para el blog. Gracias.

Pedro García-Alonso dijo...

Imaginaciones y fantasías las ha habido siempre,y las habrá. Pero fenómenos sociales de comida general de tarro, de construir la vida a espaldas de la realidad, tan acusados como éstos, no los veo yo en la Historia. Inutilidades hueras como las novelas de caballerías y las actuales jamacocos, con muertes en duelos de caballeros, suicidios románticos por la princesa amada y otras sandeces, no tengo constancia. Creo sinceramente que falta 'un pelín' hoy de realismo al construir nuestras vidas.

Pedro García-Alonso dijo...

Gracias por el recordatorio, Pedro. Me ha gustado mucho el ultimo post del blog sobre los valores, creo que es algo fundamental que se esta perdiendo a un ritmo alarmante.
Los niños desde pequeños necesitan valores, pero no se que pasa hoy en dia que suena a algo pasado de moda, obsoleto si me apuras.
El cristianismo catolico recibe criticas por todas partes, pero nos olvidamos que como codigo moral es uno de los mas perfectos que ha existido jamas en lo tocante a los valores fundamentales. Es muy facil criticar a la Iglesia, en cambio al Islam que nadie diga nada, que se nos enfadan por ahí. Bueno, cuidate, Pedro.

Un abrazo!!

Alvaro