La culpa del fracaso en la enseñanza es del sistema educativo, no de los padres. Así lo afirma -en contra de las declaraciones del presidente del Gobierno- Julián Martín, presidente de la Asociación de Catedráticos de Instituto (ANCABA). Reclama recuperar el nivel de exigencia y el ambiente de trabajo en las aulas españolas, que hoy no existe. Sobran cambios de leyes inútiles, y falta “una estabilidad legal del sistema, que nos permita no estar cambiando cada dos por tres”.
“Hay que volver a trabajar y que los chicos tengan estímulos y objetivos altos; si son bajos, las deficiencias cada vez son más”. Para él, todas las medidas que el Ministerio de Educación ha tomado, incluso en el Bachillerato, van en dirección contraria; hay que "abrir un debate serio, no sirve meter la cabeza debajo del ala porque evidentemente no estamos mejorando, estamos empeorando”.
Los alumnos que superan la selectividad tienen que hacer muchas veces un curso preparatorio, antes de comenzar las clases en la universidad, sobre todo en las carreras técnicas, porque no tienen los fundamentos imprescindibles. “Esto se sabe en los institutos, pero es la dinámica, y en las propias universidades se habla de poner los exámenes fáciles para poder tener alumnado; las exigencias y niveles de la selectividad son cada vez menores”.
La portavoz de la Asociación de Profesores de Secundaria (APS), Blanca García Olmos, indicó que “el sistema educativo es el responsable: no puede ser que todos los alumnos sean unos torpes y todos los profesores unos incompetentes. Cada vez vamos a peor”. A su modo de ver, éstos son los resultados de la LOGSE (1990) y su continuación la LOE, que se basa en las mismas teorías pedagógicas.
“Lo vemos en clase todos los días, cómo de año en año van bajando los niveles, lo que nos sorprende es que no se adopten las medidas, cómo no cambian la ley. No es cuestión de dinero, es cuestión de cabeza y de sensatez: más enseñanza y aprendizaje y menos demagogia”.
2 comentarios:
Ostras! Don Julián Martín, mi profe de Literatura en COU. Gracias a él saqué un 9 en el examen de selectividad. Efectivamente, coincidió en el tiempo la implantación de eso que se llamó "ESO", que hasta tiene indefinición en el nombre, con la entrada de enanos matones que asaltaron la máquina de chuches (hasta entonces, la mayor gamberrada que habíamos hecho era fumarnos un pitillín de estrangis entre cuatro en el cuarto de baño). Y recuerdo que en COU, subía este señor después de haber dado clase a los de 4º de ESO a desahogarse con nosotros, que como estábamos amenazados por la Selectividad, teníamos pocas ganas de batallar.
En lo pedagógico no me meto. Pero sí que es cierto que lo que a nosotros nos amenazaba (ir al Jefe de Estudios, que llamaran a nuestros padres), los mocosos de la ESO se lo pasaban por el forro. Y eso sí es culpa de los padres, que ni siquiera han delegado (porque eso implica responsabilidad por parte de quien delega) sino que han endosado la responsabilidad de educar en los profesores. No es posible que un profesor mantenga el orden en el aula si no le reconocen autoridad, eso se tiene que aprender en casa. Como también se tiene que aprender la responsabilidad y el respeto. Sin eso, que es básico, todo lo demás huelga. Aunque, insisto, coincidió en el tiempo la aparición de estos elementos con la implantación del nuevo plan de estudios.
Aunque esto que escribo sonará como el sermón del sabio de la montaña, tengo que expresarme,
quizá, no hay que buscar culpables, ni en "los padres", ni en "el sistema educativo". Hay un lugar interior, que cada persona debería conocer, el propio afán por aprender y superarse, no está en manos de padres ni del sistema educativo. La misma vida nos enseña, y uno debe estar preparado para sacar sus lecciones. Interiorizar el conocimiento, valorarlo, como en los países nórdicos. ¿Qué más cosas podríamos imitar de ellos? Las manifestaciones públicas en materia de religión, por ejemplo. España es exagerada en conceptos que no entiendo porqué no son privados. Menos actos de cara a la galería, menos actos de justicia y culpabilidad, menos buscar una cabeza de turco, y más afán por progresar, porque no nos engañemos, si uno no busca su educación, cae en manos de los vientos que zumban de un lado a otro, de todas las direcciones de la rosa de los vientos. Tenemos lo que nos merecemos. Un país racista, un país que explota a los becarios, un país que se pasa por el arco del triunfo la ley del suelo y ha convertido el mediterráneo en un espantoso engendro de ladrillo...¿todavía se pregunta qué es lo que falla en los chavales? vamos...no me haga reir...
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