¿Selección de embriones, con fines terapéuticos? Hay quien lo rechaza: "Someter la vida humana a criterios de pura eficacia técnica, supone reducir la dignidad de la persona a un mero valor de utilidad" Elpais.com 17/10/2008.
No es una cuestión tan sencilla como parece. Si podemos usar a una persona como instrumento o medio, se resquebraja nuestro orden moral. Volveríamos a justificar la muerte de inocentes, so pretexto de evitar males mayores. Juan Ramón Lacadena, Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid, lo razona así:
«La ley de Reproducción Humana Asistida de 2006 introdujo la posibilidad de autorizar "caso por caso" la técnica de diagnóstico genético preimplantacional para seleccionar embriones con fines terapéuticos para terceros. Éste es el caso del niño nacido en Sevilla el pasado día 12.
«Hasta aquí los hechos, pero ¿cuál puede ser su valoración ética? En términos kantianos, "el ser humano es un fin en sí mismo, no un mero medio". Esta afirmación nos lleva a preguntar si es ético concebir un hijo para salvar la vida de un hermano.
«Antes de iniciar una reflexión sobre el tema, debemos tener presente que se trata de situaciones humanas dramáticas y que, como tales, todas las personas implicadas merecen un absoluto respeto y comprensión, lo cual no quita que se deba hacer una reflexión serena y objetiva.
«Aunque algunos rechazan la selección de embriones con fines terapéuticos por considerarla inmersa dentro de una filosofía utilitarista, otros, por el contrario, la aceptan porque consideran que en este caso el fin sí justifica los medios, en el entendimiento de que el nuevo hijo va a ser querido, independientemente de la intencionalidad con la que fuera concebido y de si su venida al mundo es o no eficaz para el fin terapéutico.
«Cuando se plantea el caso de los padres que quieren seleccionar un embrión sano e histocompatible para que pueda ser donante de su hermano enfermo, se suele argumentar que la probabilidad de éxito de la transferencia de las células troncales del cordón umbilical es muy alta y que, por tanto, ahí termina la historia, pero no se suele hacer referencia sobre qué ocurriría si ese primer trasplante falla: ¿quedará el nuevo hermano como reservorio vivo permanente para nuevos y dolorosos trasplantes de médula ósea?
«Ya no es el cordón umbilical del recién nacido, sino el niño que se puede sentir instrumentalizado en bien de su hermano. No hay que olvidar la posible "carga psicológica de los niños nacidos para salvar vidas".
«Otro problema ético que se plantea es que la selección de unos embriones lleva implícita la eliminación de otros que no reúnen el estándar genético requerido. La probabilidad de que nazca el niño buscado es en torno al 5%, luego para obtener éxito hay que partir de 20 embriones obtenidos por fecundación in vitro, de los cuales unos serán eliminados por no ser sanos o histocompatibles con el futuro receptor y otros se perderán al no ser capaces de implantarse.
«Es evidente que la valoración ética depende del criterio que se tenga sobre el embrión humano en fase preimplantacional. Pero no debe olvidarse el principio ético de que "el fin no justifica los medios". En este caso, el fin es muy loable, pero los medios utilizados implican, desgraciadamente, la eliminación de muchos embriones y la posible instrumentalización de un ser humano: el niño que podrá convertirse en donante vivo de su hermano».
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