15 enero 2009

Gominolas con examen

Me escribe Raquel, estudiante de Periodismo de la Universidad Complutense. Ella está matriculada en mi grupo de Empresa Informativa, asignatura troncal de cuarto de carrera, hueso y patíbulo para muchos. Nosotros ocupamos el Grupo 4º G: con “G” de Guay, de Gozada, de Gente Grande.

Parece ser que ella salió muy contenta del último examen que tuvimos. Yo sí que salí feliz, te lo aseguro. Había un problema añadido que vencer. La fecha elegida era nefasta, literalmente: el examen tenía día fijado para el martes 13 de enero. Con lo cual, tuve que urdir sagazmente sistemas astutos para esquivar la mala suerte y contrarrestar el estrés.

Con todo, la concurrencia de asistentes fue masiva: 107 alumnos ocupando el aforo, dejando sólo una docena de asientos libres. El aula parecía más bien un estreno gratis, o un concierto de Bruce Springsteen, o un reparto de regalos, que un dolido examen.

Bueno, te paso el e-mail de Raquel, y si lo quieres, puedes también linkear aquí para leer su artículo en su Blog. Me escribe esta chica, periodista en ciernes:
“Buenos días, Pedro. Te escribo para avisarte de que he escrito en mi blog sobre el examen del martes. Prefiero que te enteres por mi antes de que lo descubras por otra vía... ¡es broma! ¡Si todo lo que he puesto es bueno! Échale un vistazo si quieres. ¡Un saludo!”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Las personas no sonríen porque son felices, son felices porque sonríen. El estado de ánimo tiene más que ver con los pensamientos de una persona que con el ambiente. Eso es lo que afirma la psicología cognitiva: no es el hecho lo que te causa la emoción, sino lo que tú entiendes que el hecho es.

Me dijo...

Este señor lo explica mejor, y ojo que esto es una joya. De las pocas cosas vistas en Internet que me hayan tocado la fibra sensible:

http://www.youtube.com/watch?v=hKRgLvmamUY