El anuario del 'The Economist' “The world in 2008” del 22 de Noviembre de 2007 contiene un interesante análisis de la situación. España ha experimentado una notable modernización en los últimos 25 años, pero necesita desesperadamente una consolidación institucional, dando estabilidad y madurez a la sociedad civil y transparencia a la gestión pública.
España necesita "modernizar su economía, su sistema educativo y su forma de trabajar, si quiere evitar la esclerosis de otras naciones europeas", manteniéndose como "un lugar próspero, con confianza en sí mismo y con una influencia internacional creciente". Llegan problemas a corto plazo, ya que en 2008 el crecimiento sufrirá "a medida que los tipos de interés más altos dañen a las familias, demasiado endeudadas". "A largo plazo la economía encara graves problemas". Nuestro modelo de crecimiento "sigue siendo demasiado dependiente de la construcción y del consumo", que sufrirán ambos en 2008. Añadamos la crisis crediticia y los efectos sobre nuestra competitividad de un euro al alza.
'The Economist' recomienda arreglar tres puntos de la economía española: precios, productividad y pensiones. Debemos ajustar con Europa el nivel de inflación, la divergencia de productividad, la falta inversión en I+D+i, la baja valoración social del empresario, la competencia deficiente en los servicios: los españoles tenemos una productividad por persona menor (y crecientemente menor) que la media de los europeos, pese a que trabajamos más horas que ellos.
"El próximo gobierno necesita urgentemente modernizar el anticuado sistema educativo para prepararse para los cambios por venir". No es el único cambio necesario para adaptarse a los nuevos tiempos: "debe hacer los mercados laborales más flexibles y fomentar la competencia en los mercados protegidos". Resulta hoy más rentable realizar promociones inmobiliarias en la cercanía de los poderes locales, que poner en marcha una empresa. Y todo ello lastrado por un entorno laboral con costes de despido altos y una estructura salarial impuesta en un torrente de acciones legislativas harto cuestionables.
Falta independencia al sistema judicial, credibilidad y prestigio a los centros de opinión, desvinculación de partidismos respecto de los poderes políticos, iniciativa a los empresarios sometidos al Gobierno (que llega a opinar sobre el nombramiento de consejeros en empresas privadas), existe una mala regulación de los mercados y una deficiente supervisión de la competencia.
Para 'The Economist', el PSOE llegó al poder "tan sorprendido de estar allí como todo los demás y con una total falta de preparación". El inicio de José Luis Rodríguez Zapatero fue "quijotesco", porque, según la revista, carece de programa, ya que éste fue "escrito con la convicción de que nunca tendría que ser cumplido" e incluía reformas "que ningún ministro de Economía prudente estaría dispuesto a poner en práctica".
Su reportaje también incide en la necesidad de una reforma en el sistema impositivo para combatir tanto la evasión fiscal como los desequilibrios -"demasiados pobres pagan demasiados impuestos, mientras que demasiados ricos pagan demasiado poco"-, que se ven fomentados por el uso de "instrumentos tales como fondos de inversión familiares o empresas interpuestas que les permiten pagar sólo el 1% de las ganancias obtenidas y nada en absoluto sobre los dividendos no distribuidos".
En definitiva: que basta ya de triunfalismos y de lanzar brindis al sol, cantando nuestras glorias y logros con optimismos vanos, y vamos a ponernos a trabajar duro de una vez, si queremos ser verdaderamente europeos, en vez de caer de nuevo en lo más bajo.
1 comentario:
Me apetece arreglar el país,
a lo mejor por añadidura arreglo el desaguisado de mi cuarto y de mi existence. Bien, veamos.
Donde yo trabajo, existe un horario que debe cumplirse a ra-ja-ta-bla. Y mi curro, se supone que es liberal,porque es un medio de comunicación. ¡Qué frustrante era al principio, cuando no se me ocurría ya nada más que pensar o escribir...y tenía que cumplir el horario! como en el jardín de infancia, o como en el castigo-en mi colegio,se nos castigaba con pasar más tiempo en clase,por eso en la Universidad supongo que me desquité-, es frustrante,tú miras alrededor y la gente está como embotada, no sé yo qué pensar,ni por supuesto qué decirles. Para mí, es lo más absurdo. Pero bueno. Ahora que ha pasado más tiempo,sigo igual de tajante,el horario no implica productividad. Me voy inventando subterfugios para no atrofiarme demasiado, incluso hacer mal mi cometido una y mil veces(¡).
Más allá de esta empresa, no puedo opinar porque no lo he vivido.
Mis amigos currantes en otras naciones, la verdad,me daban envidia por el hecho de vivir fuera de España. Lo cierto es que yo también me quiero marchar.
Y así, será una fuga de cerebros.
Buenas noches
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