Asistimos a toda una caída social, a un derrumbe de los ánimos. Esto no es ni sombra de lo que podía haber sido. Hemos pasado en el ranking de la economía mundial, de disputar el séptimo puesto a Canadá, a hundirnos sin remedio. El desplome es alucinante. Cae la producción, desciende la renta, aumenta el paro, sube el déficit y la morosidad, cierran las empresas…
Falla la confianza. Mil grietas resquebrajan todo nuestro sistema, que era la auténtica envidia de todos, hasta hace nada. Nos fallan las bases, crujen nuestros fundamentos. ¿Qué nos está pasando? ¿Es sólo un problema pasajero? No lo veo yo así. Contemplo una sociedad deslavazada, carente de soportes humanos, sin fuerzas ni deseos, sin ganas de luchar por avanzar.
Hoy admitimos alegremente y sin protestas la chapuza, hasta en los desastres públicos, como los de Maleni. ¿Cómo hemos caído tan bajo? La mayoría de los ciudadanos pertenecemos a la sufrida clase media. Somos hijos nacidos de un esfuerzo gestado, no de un patrimonio, ni de riquezas heredadas. Hemos sido educados en unos valores firmes y exigentes, creyendo en la justicia, actuando según el respeto, apostando por la competitividad.
La nueva oferta de falsos valores, como el PER, el pelotazo, el egoísmo, el puestazo, el funcionariado y muchas otras corruptelas, han generado toda una estafa social y política. El trabajo duro y honrado está ahora ridiculizado.
Hoy el esfuerzo apostado por conseguir una formación, carece de recompensa en el mercado, porque ya no sirve para conseguir un empleo adecuado: la mayoría de los salarios son inferiores a los de otros puestos sin calificación. La inestabilidad laboral será creciente. Ni el mismo Pepiño ha terminado su carrera de Derecho, y está ahí tan triunfante, criticando y pontificando todo, cuando él es nada.
1 comentario:
Bueno Pedro, no todo está perdido, este año hemos ganado la Eurocopa, Gasol va a jugar el "all star" y Nadal la final del Abierto de Australia, aún nos quedan esperanzas e ilusiones...
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