Así lo afirma un estudio ‘Las competencias profesionales en los titulados. Contraste y diálogo Universidad-Empresa’ realizado conjuntamente por Universia y Accenture, a través de su Centro de Alto Rendimiento. Su objetivo es conocer la desviación entre lo que las empresas requieren de los recién titulados y la oferta real de estas capacidades en el mercado de trabajo. Para ello, se entrevistó a 100 responsables de RRHH de empresas que proporcionan empleo a más de 130.000 personas; a 249 titulados jóvenes y a 49 personas con responsabilidad sobre planes de estudio (vicerrectores y decanos) de 22 universidades españolas.
Las habilidades personales y profesionales son claves para acceder ventajosamente al mercado laboral. Las mayores dificultades de los estudiantes para incorporarse con éxito al entorno laboral, provienen de sus carencias en el desarrollo, tanto personal como social.
Factores como la capacidad de comunicación, la relación con los demás y el trabajo en equipo son las competencias básicas que hoy se reclaman. Tal vez la enseñanza universitaria sea sólo bastante teórica, descuidando aspectos prácticos tan esenciales como la motivación, la adaptabilidad, la orientación a calidad, la iniciativa personal, la comunicación e integración en equipos
En los procesos de selección de las empresas se están teniendo muy en cuenta estos perfiles para la contratación. En el mundo laboral actual, la valoración de las denominadas “competencias profesionales”, entendidas como conjunto de capacidades, habilidades y actitudes complementarias a la formación técnica, se están convirtiendo en un factor determinante.
El dominio de una segunda lengua es en la que los graduados se sienten peor formados y la que consideran, adicionalmente, menos importante en el trabajo. Por ello las empresas y responsables universitarios consideran que el nivel de formación en competencias de los recién licenciados es insatisfactorio y su desarrollo de competencias muy inferior a la importancia que se les otorga para acceder al mercado laboral.
Por otra parte, las competencias de carácter cognitivo (capacidad de análisis, crítica y síntesis, búsqueda y gestión de información, informática, etc.) se relaciona con el sistema educativo previo a la universidad mientras que corresponde a las empresas la responsabilidad de desarrollar habilidades como el liderazgo, la capacidad para trabajar bajo presión, la negociación y, en menor medida, las capacidades de organización y planificación. Las competencias más actitudinales se relacionan con la familia, la sociedad o la iniciativa del propio individuo.
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