Javi lo da todo. Conozco a muy pocas personas como él. Trabaja como un león. Cuida de sus amigos más que de sí mismo. Juega a fútbol como nadie -bueno, digamos ‘jugaba’- pues se ha roto los ligamentos dos veces, en ambas piernas. Habla los idiomas que quiere y se mueve por el mundo como yo por el metro. Tiene amigos por todas partes: China, Irlanda, Argentina, India… Por cierto, atención: está soltero, y sin compromiso.
Ingeniero Industrial, curso al año, trabaja en una empresa energética puntera en España. Pasa fuera de Madrid cuatro o cinco días a la semana, encargándose de proyectos especiales de su grupo. Es un máquina. Fuerte como un roble, corazón de oro, ejemplo para mí en todo. Ahora está de vacaciones, por segunda vez en su vida. ¿Dónde?
Nada más terminar la carrera, se dispuso a disfrutar de sus primeras vacaciones. Los otros cinco veranos habían sido todos de estudio, para mejorar las notas en Septiembre. Tras defender su proyecto fin de carrera, con un par, se marchó a la India dos meses a trabajar en los dispensarios de la Madre Teresa de Calcuta. Estuvo mes y medio en Calcuta y dos semanas viajando por Benarés, Agra, Jaipur, Jhodpur, Udailpur y Delhi.
Cuenta que le gustó, porque estaba buscando un poco de aventura para conocer directamente, de verdad, cómo vive en la miseria la mitad del planeta: en un lugar donde además del idioma tuvieras la dificultad de los pocos recursos y de que te sometieras a las mismas condiciones de supervivencia que ellos.
Descubrió que hay muuuuucha gente buena y que los indios son suuuuper pacífios. A diferencia de otros países en desarrollo, allí la vida si que vale, no te matan por dos perras. Lo que menos le gustó es lo poco considerados que son los indios con ellos mismos. A nosotros nos trataban como a reyes pero a sus semejantes, por ser de una casta-condición social inferior los desprecian y maltratan con crueldad.
Cuenta que allí “me encontré a gente a la que nunca la habían mirado a los ojos ni le habían dicho que la querían. Por eso ir allí, tomarles de la mano, curarles las heridas o limpiarles el culete a los enfermos, era para ellos lo máximo. Les hacía felices sentirse dignos de que les diéramos cariño”.
Desde entonces, ninguna semana falla a atender viernes y domingos a los comedores de la caridad de las Hermanas de la Madre Teresa, aquí en Madrid, bajo el Viaducto: (de 16 a 18:30 horas a diario, salvo los jueves) Ronda de Segovia 1. También va a dormir y atender por la noche a personas abandonadas y enfermos de Sida, en las Misioneras de la Caridad, Paseo de la Ermita del Santo 46, Tel. 91 463 37 44, por si te animas. A mí, ya me tiene ganado para su causa.
Animado por la experiencia de la India, ahora tiene por segunda vez un mes de vacaciones. Este mismo día siete le facturé en Barajas, en un vuelo a los andes argentinos. En este plan se va pasar allí hasta el día 28, de ONG-suya-privada: haciendo edificios, sanidad, educación... Él confiesa: “No sé lo que haré exactamente. En principio se puede hacer un poco de todo... Voy a un pueblecito perdido en el noroeste andino, llamado Rosario de Lerma, en la provincia de Salta. El curita con el que contacté desde la India, está construyendo una escuela, una iglesia y da catequesis, así que le ayudaré a todo esto y en todo lo que pueda en la parroquia”.
Yo le pregunto a Javier: ¿cómo se te ocurrió montarte este plan, tú sólo y por tus pistolas, y precisamente en Argentina?
Descubrió que hay muuuuucha gente buena y que los indios son suuuuper pacífios. A diferencia de otros países en desarrollo, allí la vida si que vale, no te matan por dos perras. Lo que menos le gustó es lo poco considerados que son los indios con ellos mismos. A nosotros nos trataban como a reyes pero a sus semejantes, por ser de una casta-condición social inferior los desprecian y maltratan con crueldad.
Cuenta que allí “me encontré a gente a la que nunca la habían mirado a los ojos ni le habían dicho que la querían. Por eso ir allí, tomarles de la mano, curarles las heridas o limpiarles el culete a los enfermos, era para ellos lo máximo. Les hacía felices sentirse dignos de que les diéramos cariño”.
Desde entonces, ninguna semana falla a atender viernes y domingos a los comedores de la caridad de las Hermanas de la Madre Teresa, aquí en Madrid, bajo el Viaducto: (de 16 a 18:30 horas a diario, salvo los jueves) Ronda de Segovia 1. También va a dormir y atender por la noche a personas abandonadas y enfermos de Sida, en las Misioneras de la Caridad, Paseo de la Ermita del Santo 46, Tel. 91 463 37 44, por si te animas. A mí, ya me tiene ganado para su causa.
Animado por la experiencia de la India, ahora tiene por segunda vez un mes de vacaciones. Este mismo día siete le facturé en Barajas, en un vuelo a los andes argentinos. En este plan se va pasar allí hasta el día 28, de ONG-suya-privada: haciendo edificios, sanidad, educación... Él confiesa: “No sé lo que haré exactamente. En principio se puede hacer un poco de todo... Voy a un pueblecito perdido en el noroeste andino, llamado Rosario de Lerma, en la provincia de Salta. El curita con el que contacté desde la India, está construyendo una escuela, una iglesia y da catequesis, así que le ayudaré a todo esto y en todo lo que pueda en la parroquia”.
Yo le pregunto a Javier: ¿cómo se te ocurrió montarte este plan, tú sólo y por tus pistolas, y precisamente en Argentina?
“Pues porque cuando estuve en la india conocí a muchos argentinos. Bueno ya había conocido a muchos argentinos en mi (corta) vida y siempre estuve muy a gusto con ellos. Además como hay muchos gallegos aquí, en la televisión gallega ponían a menudo reportajes de Argentina y me encantaba la diversidad que hay aquí: Desierto, meseta, Cordillera, Selva, Glaciar, Buenos Aires con sus 13 millones de habitantes (flipé viéndola desde el avión…) Pues eso que después de Calcuta hice el propósito de "el próximo viaje largo lo hago a Argentina!" Y buenoo: ¡acá estoy! Lo de colaborar me dio ya comprados los billetes y todo. Me daba no-se-qué viajar y no hacer voluntariado, así que le pregunté a una amiga argentina y ella me dijo que lo de este curita era más o menos como lo de Madre Teresa. Que no tenías más que avisar y eras bienvenido. No como con otras ONGs que tienes que pasarte un tiempo colaborando en España para luego poder viajar...”
El sitio queda a distancia de un día completo de viaje en autobús, desde la civilización de Buenos Aires. Los habitantes indígenas que allí viven son inditos, parecidos a los Bolivianos. El sitio es Rosario de Lerma en la provincia de Salta. La página Web de la parroquia es: http://www.parroquia-santarita.com.ar/ ¡Aúpa, Javi, felicidades!
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