30 junio 2006

La venganza de don Mendo

Definida por su autor Pedro Muñoz Seca (1881-1936) como "caricatura de tragedia", esta obra popularísima es una divertida parodia inmortal. Pertenece al estilo del astracán, género cómico menor, que sólo pretende hacer reír, pero a toda costa. Ridiculiza los recursos, la acción, las situaciones, los personajes... Busca exclusivamente el chiste, que suele ser de retrúecano y de deformación cómica del lenguaje. Abunda en juegos de palabras y bromas: es una degradación -a todos los niveles- de los elementos propios del drama histórico, con fines absolutamente paródicos contra el romanticismo, recién superado por entonces.

En el cartel anunciando la obra ya lo dice: "Una tragedia donde todos mueren... ¡¡de risa!!". Se dice que La venganza de Don Mendo es la obra más representada de la cartelera española después de Don Juan Tenorio, de José Zorrilla. Lo mejor de esta obra son los diálogos, la forma en que los personajes abordan algunas situaciones disparatadas y la sensación de continuo cachondeo que al final provocan las risas del público.

Irónico, crítico mordaz hacia sus personajes, de una gracia chispeante, ocurrente y chistosa, que arranca la carcajada a cada verso: su autor introdujo en ella prácticamente todos los metros y formas estróficas de la poesía castellana. Tardó un año entero en escribirla. Se trata de una comedia de teatro en varios actos, que incluye la mofa ¡hasta en las acotaciones! Muere allí de hecho, físicamente, hasta el apuntador.

Tuve el gusto de dar clases a sus nietos, que me narraron cómo murió su abuelo, entre carcajadas. Cuando Pedro Muñoz Seca fue llevado por los milicianos al paredón de ejecución en Madrid, a inicios de la guerra civil de 1936, arrancado de su muy numerosa prole familiar, acusado de ser católico y de derechas (memoria histórica), pidió permiso para manifestar su última voluntad. Manifestó en voz alta al pelotón de fusilamiento estas palabras: "Tengo todavía algo, que vosotros nunca jamás me podréis quitar. ¿Qué es? El miedo que os tengo". Risas hasta en su ejecución. Todo un crack. Aquí tienes accesible el primer acto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La lectura humorística está bien, dicen que reir alarga la vida, así que puede ser hasta terapéutica. Pero si me lo permite, me gustaría hacer otra propuesta. Paul Auster, premio Príncipe de Asturias de las Letras 2006...razones no faltan para la concesión del galardón. El autor de la famosa Trilogía de Nueva York tiene una prosa ágil, capaz de enganchar al lector desde la primera página. Maestro del suspense y de la resolución de enigmas, tiene gusto por personajes sórdidos, capaces de despertar simpatía por la forma coherente de exponer su filosofía de vida. Propongo una de las mejores y más bonitas novelas de este autor norteamericano: "Leviatán". Una maravilla.