Acabo de escuchar este último atentado de ETA desde mi ventana. Maldita la gracia. La sede de EiTB destrozada, queda a sólo tres calles de mi casa, aquí, en Bilbao, junto al Estadio de San Mamés, la ‘Catedral’.
Estaba yo a punto de salir a la calle, con mis padres de ochenta años, rumbo a misa a San José, cuando ha sonado la bomba. Lo último que se me ha ocurrido pensar, es que pudiese ser otra cosa que un petardo. De todas formas, el zambombazo era potente.
Al poco rato, han acordonado toda la zona. Providencialmente, no me ha afectado. A un amigo mío, Catedrático de Industriales, colindante a la EiTB, no le han dejado ahora ni siquiera acceder a la Escuela de Ingenieros.
Pero, digo yo, ¿no hay mejores ocurrencias que hacer para celebrar el año nuevo, que cargarse la cadena autonómica de televisión? ¿No estamos viendo casos tan horrorosos como suceden en el mundo islámico, como para no escarmentar?
Cito y respaldo lo que dice Anasagasti en su Blog: “siguen con la bomba y el fanatismo… [ignorando] que nada es más importante que una vida, y que por ella no hay que derramar ni una gota de la sangre de un colibrí.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario