29 marzo 2008

No somos idiotas

Papá Estado es muy listo: parece que piensa que los ciudadanos somos bobos. Cree que los electores andamos medio lerdos y memos. Nos intenta vender la burra de unos centros públicos harto cuestionables, donde curiosamente los políticos JAMÁS llevan a estudiar a sus propios hijos. Eso sí, nos dice que esos sitios son precisamente lo mejor que se ha inventado para la integración y para la convivencia.

Según nuestros gobernantes, los padres no saben ellos solos elegir colegio para sus hijos. Eso, tal vez pueda colar en el tercer mundo. Pero en la Europa desarrollada del 2008, NO. Lo siento, esto es así, por muy socialista que seas. Sabemos todos de sobra qué es lo que funciona y qué no. Dónde hay interés verdadero, y dónde sólo hay descuido y abandono, desidia y fracaso.

¿Qué pueden hacer las políticas públicas para mejorar la eficiencia de la escuela? El informe de la OCDE [Going for Growth 2008, París 151 págs.] subraya cómo influyen las prácticas sobre la elección de escuela, la asignación de recursos y la gestión del presupuesto. La escuela no es una excepción a la idea de que “la libre elección del usuario constituye un poderoso motor de la eficiencia”, según subraya el informe. Cuando se deja a las familias elegir entre los centros escolares, éstos responden mejor a sus necesidades, pudiendo libremente elegir los usuarios entre centros privados y estatales.

La situación española es curiosa, si se tiene en cuenta que la libertad de elección en la enseñanza pública y concertada está muy condicionada por la zonificación. El informe advierte que las fórmulas de reparto de los alumnos según el lugar de residencia limitan la libertad de elección en numerosos países, y “un análisis empírico de la OCDE muestra que estas fórmulas van asociadas con mayores niveles de ineficiencia.”

“Los resultados empíricos indican igualmente –sigue diciendo el informe– que los centros privados que reciben fondos públicos tienden a emplear sus recursos de manera más eficiente que las escuelas públicas”. Aplicado esto a la situación española, podría decirse que la enseñanza concertada es un magnífico negocio para el Estado, pues no solo le ahorra la inversión y una buena parte del coste del puesto escolar, sino que además utiliza los fondos recibidos con mayor eficiencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Cuáles son exactamente las "pruebas empíricas" que han hecho para llegar a esos resultados?