Para Rosa Díez el PSOE «está muerto como organización humana». En una entrevista dice que ese partido se ha convertido una «máquina de poder. En el PSOE no hay debate, no hay discusión de los temas fundamentales, no puede haber una sola reflexión porque el partido está muerto como organización humana».
«Solo una organización muerta es capaz de consentir que se tire por la borda toda la historia del Socialismo español. Zapatero ha revisado todo en negativo. Se ha cargado todo porque no ha sabido establecer poderes democráticos internos. Individualmente hay, por supuesto, críticas y disensiones, pero no dentro de la estructura que no es capaz de enfrentarse a los problemas. Se ha muerto».
«Me voy ante la inutilidad de defender mis ideas dentro del PSOE», decía el 30 de agosto pasado, cuando dimitía como socialista y como eurodiputada que había sido desde el año 1999 hasta el 2007, además de europarlamentaria. Así lo declaraba:
«Quiero anunciarles mi decisión de darme de baja en el Partido Socialista Obrero español. He renunciado a mi escaño como Parlamentaria española en el Parlamento Europeo. He tomado la decisión para poder defender con más libertad y mayor eficacia las ideas que me llevaron hace más de treinta años a militar en ese partido».
«Siempre he considerado que los partidos políticos han de ser instrumentos al servicio de los ciudadanos: un cargo público se debe, sobre todo, a los ciudadanos a los que representa. Los partidos políticos hacen las listas, designan los candidatos. Pero los diputados, senadores o concejales, los eligen los ciudadanos. Los ciudadanos tienen derecho a saber lo que piensan sus representantes durante todo el tiempo, no sólo cada cuatro años cuando les llaman a votar».
«Los ciudadanos no dan a los políticos un cheque en blanco. Por eso siempre he creído que por encima de la disciplina partidaria está el compromiso con los ciudadanos. Así que me voy para ser más libre y para ser más eficaz desde la perspectiva de los ciudadanos. De la misma manera que sigo haciendo política y viviendo en Euskadi a pesar de las dificultades: porque creo que lo práctico, lo que más nos va a ayudar a ganar, es quedarnos aquí. Al menos mientras podamos».
«No quiero que nadie se equivoque. Para mí no ha sido una decisión fácil. Llevo toda la vida militando en él. Soy hija de socialistas. Y tengo un enorme respeto a toda su historia. El Partido Socialista está hecho de los sacrificios de muchos hombres y mujeres anónimos que en su nombre defendieron las ideas de la libertad, la solidaridad y el progreso. Y yo me siento orgullosa de haber formado parte durante más de treinta años de esa familia de hombres y mujeres buenos que han dado lo mejor de su vida para defender esos valores».
«Cuando hay que elegir entre disciplina y coherencia, yo elegiré siempre coherencia. Sé que ser coherente no equivale a tener razón. Pero defender las cosas en las que uno cree es lo mínimo que se le puede exigir a un cargo electo. Y a mi modo de entender, a cualquier ser humano que se respete a sí mismo».
«’Somos socialistas no para amar en silencio nuestras ideas, ni para recrearnos con su grandeza ni con el espíritu de justicia que las anima, sino para llevarlas a todas partes’ [frase de Pablo Iglesias, citada textualmente). Bueno, pues yo ya me he movido. Ahora a ver que pasa».
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