19 junio 2007

¿Valores “democráticos”?

En esta asignatura de ‘Educación para la ciudadanía’, la democracia se presenta desquiciada y extrapolada: no se ve como la forma adecuada de organizar la convivencia política, sino como la única referencia moral válida para establecer la vida en sociedad, de la cual nadie puede discrepar. Todo se nos puede imponer por mayoría:

¿Eutanasia a los mayores? Adelante, que cuidar a los viejos sale muy caro.
¿Eugenesia a los minusválidos? Estupendo: control de la raza.
¿Experimentación con embriones humanos? Encantados, progreso de la ciencia.
¿Decisión gubernamental del número de hijos, como en China comunista? Magnífico, socialmente regulado, ¡viva Malthus!
¿Ablación de las niñas en países islámicos? Fenomenal, pues lo aprueba la mayoría (lástima que las menores e incluso las mujeres no voten…).
¿Venta de esclavos cristianos en Sudán? Así es como democráticamente lo han fijado los musulmanes, la mayoría “democrática”.

¿Y por qué no imponer también la Saria musulmana? Se podría obligar a obedecerla allí donde ‘democráticamente’ el 51% lo imponga, como en lugares con mayoría islámica de vecinos, obligando y exigiendo velos, turbantes y burkas a todas, eso sí, claro está, con toda “justicia” y “democracia”. También a los nazis los votaron por mayoría, lamento recordar, y no por eso son modelo ni ejemplo de nada.

- Pues no, estimado Presidente, pues no: va a ser que no, que la democracia adulta no es el populismo subdesarrollado. Aquí somos ya todos suficiente mayorcitos, como para no dejar que se nos impongas esas convicciones tuyas, que tanto compartes con Hugo Chávez, Fidel Castro y Evo Morales, manipulando a espaldas de sus padres a los menores. Franco está ya muerto y enterrado, no vengas tú ahora a resucitarlo.

El proyecto docente confunde también ‘desigualdad’ con ‘discriminación’. Veamos. El WC de señoras no es discriminatorio; es, sencillamente, el reservado para las portantes del cromosoma XX. Punto. Para los del cromosoma XY, hay aseos en la otra puerta. Sin embargo, aquí se propone a los alumnos la "valoración crítica de la división social y sexual del trabajo y de los prejuicios sociales racistas, xenófobos, antisemitas, sexistas y homófobos".

¡Claro que son malos los prejuicios, porque son irracionales! Pero no sólo son condenables esas ofuscaciones que menciona, sino también, por ejemplo, los prejuicios antirreligiosos, que -curiosamente, por cierto- no los incluye. Resulta, por tanto, que aquí la Religión es algo malo, mientras que los homosexuales no. ¿Y eso, es obligatorio creérselo, para poder aprobar Primaria y Secundaria? ¿Es condición para ser ciudadano? ¿Dónde queda la libertad de conciencia?

Vamos, que de lo que se trata aquí es de imponer a todos una religión civil, un credo laicista y unos principios ateos, como nuestro gran avance y desarrollo democrático. - Ejém, ejém… Creo que esto ya lo hizo Hitler -con siete millones de judíos y otros exterminados-, Stalin -con sesenta y dos millones de víctimas reconocidas- y la China de Mao -con más de setenta y tres millones de personas muertas, durante las oleadas re represión masiva de la “Revolución Cultural” y el “Gran Paso Adelante”-.

- Zapatero, chico: ¡frena un poco, que te sales! Por ahí no paso. Para esto, no cuentes conmigo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no objeto esta asignatura por varios motivos, pero el principal es que a los chavales los eduquen, para que luego no haya bullying, que no haya niñatos de 16 años que se metan de todo y agredan a un vecino con 6 niñatos más armados con bates de béisbol, que si les llama un adulto la atención no se encaren y se pongan chulos...y si me apuras, la pondría también para los padres, que no sólo desconocen la vida que llevan sus hijos, sino que encima justifican las actuaciones de los chavales, incluso cuando son ilegales. Y lo malo es que esos chavales serán adultos y no habrán aprendido qué no deben hacer. Si esta asignatura les enseña al menos a no agredir y a saber cuáles son los cauces para solucionar los problemas que tengan, la daré por bien empleada.

Pedro García-Alonso dijo...

Correcto, amigo. Nadie duda sobre educar en la convivencia, en el respeto, en la paz, en la no violencia y en el trato pacífico. Eso es básico, de cajón. Vale tanto para un vestuario de equipo de fútbol, como para un graderío de espectadores.

No sé si tú habrás intervenido algún viernes en separar a dos jóvenes agrediéndose en Malasaña. Yo ya lo he hecho. Creo que es ciudadano y democrático.

Pero de ahí a imponer una ideología sobre moral, persona, sexo, familia, valores, relaciones... media bastante. Es la diferencia entre democracia y tiranía, que no sé si habrás tenido el disgusto de padecer. Yo sí. Por eso no la quiero ni regalada.

Si el juez considera que unos menores son vándalos maleducados, peligros callejeros y delincuentes en potencia, que dicte sentencia para que sea el Estado quien se encargue de educarlos. Pero de ahí a arrebatar por decreto el derecho de los padres a educar a sus hijos, media un abismo, macho.

Anónimo dijo...

No, no he separado a dos jóvenes que se pegaban en Malasaña, entre otras cosas porque no vivo en Madrid. Yo soy un cincuentón (por tanto, también he vivido la dictadura franquista. He sido víctima de una brutal agresión, por no hacer nada; algo que últimamente está muy de moda (no sé que es más tiranía, la verdad). Volvía a casa con mi esposa y cuando llegué al garaje de mi comunidad, encendí las luces largas porque no podía encender las luces del garaje, sin mediar palabra 6 jóvenes de entre 16 y 19 años me asaltaron con bates de béisbol, entre ellos el hijo adolescente de mi vecina de al lado y que estaban bajo la influencia de sustancias estupefacientes (sé qué es una borrachera, te puedo asegurar que estos cafres estaban hasta arriba de muchas otras cosas): me sacaron por la fuerza del coche, me tiraron al suelo, cuando intenté grabarles con el móvil para poder aportar una prueba de la agresión, me patearon la mano y me robaron el móvil, en el suelo me pegaron patadas y golpes. De ahí al hospital a que me curaran las heridas, por supuesto, y a que me abrieran un parte de lesiones con el que poner una denuncia. Si te cuento cada una de mis heridas no acabaría en un mes, digamos que lo único que tengo sano es el dedo con el que te escribo. He ido a hablar con la vecina, para que enderece al indeseable de su hijo. Lo único que he conseguido es que me lo niegue todo y que me dé con la puerta en las narices (que, por cierto, también la tengo rota). Por si fuera poco, "casualmente", mi móvil apareció en casa de esta señora. Como tú comprenderás, me importa muy poquito si creen en Dios o en Satán, si votan al PP o al PSOE o si son promiscuos o estereosexuales, me da exactamente igual, porque falta lo fundamental que es considerar a un ser humano como tal. Si falta ésto, todo lo demás huelga. Yo lo que quiero es que a los niños se les eduquen para respetar a sus semejantes, si esta asignatura lo consigue, adelante.
También deberás comprender que en mi situación prefiero la prevención a la condena. Me da relativamente igual (y digo relativamente, porque vivo puerta con puerta con mi agresor y también tengo hijos que vuelven tarde a casa) que puedan condenar a este malnacido, lo que me habría gustado es no haberme visto jamás en esta situación.

Anónimo dijo...

Aqui puedes consultar el borrador de la asignatura de educación para la ciudadanía:

http://www.educacionenvalores.org/article.php3?id_article=871

Anónimo dijo...

Soy profesora de secundaria en el mismo instituto desde hace 30 años. Y en la última década hemos pasado de la gamberrada simpática al puro vandalismo en las aulas. Afortunadamente nunca he sufrido en mis carnes ningún tipo de violencia por parte de mis alumnos (como sé que han sufrido algunos de mis compañeros, y el Instituto no está en lo que se entiende como "barrio marginal"). Pero sí me he encontrado situaciones surrealistas. Un día, ante la abulia alarmante de mis alumnos- que siempre he tenido una cuota de chavales brillantes, otra de alumnos vagos, pero siempre el grueso del aula la componían adolescentes con una actitud de esfuerzo mediano y unos poquitos que a pesar de las ganas que le ponían, no llegaban a los mínimos-, decidí dedicar una clase a hablar con ellos. A lo mejor el método que estaba utilizando no era el adecuado. Y mi sorpresa es que ninguno de ellos mostraba un pensamiento a largo plazo más allá del fin de semana. Cuando les pregunté qué querían ser de mayores, me sorprendió que una gran mayoría pensaba en aguantar como pudieran en el Instituto hasta los 16 años y dedicarse a salir con amigos hasta los 18, para poder tunear un coche, ser gogó de discoteca, trabajar en tiendas de ropa, para ir a la última, o presentarse a Gran Hermano para hacerse famosos en la televisión (lo juro, son respuestas reales, por inverosímiles que parezcan).
Esto te lo dicen chicos de 14 años, que están en plena adolescencia y que están en la lucha por alcanzar la madurez. Lo malo es cuando hablas con los padres, que son los adultos, y les cuentas la actitud que tienen sus hijos en clase. Cuando hace unos años apercibías a un alumno y llamabas a sus padres, el alumno entendía la gravedad de lo que había hecho. Ahora no, porque te encuentras padres que lo justifican todo y que cargan contra nosotros, los educadores, y los más conciliadores llegan a confesarnos que no tienen tiempo para atender a sus hijos. Con ese panorama, nunca vamos a conseguir que los chavales se tomen en serio estas cuestiones. Si no recibimos apoyo del núcleo familiar, difícilmente podremos gobernar un aula.
Yo tampoco estoy en desacuerdo con esta nueva asignatura, precisamente porque la tónica general es que los alumnos adolecen de referentes éticos, de límites a su conducta, que sepan que no todo vale. Sería bueno que, al menos, oyeran de fondo ideas que hasta ahora no saben que existen. Y más aún cuando hay ciudadanos que sufren cómo los padres dejan a la deriva las vidas de sus hijos, como este señor que ha escrito...que lo mismo pueden agredir a un vecino, que a otro adolescente, que a un indigente, un homosexual o un inmigrante.

Pedro García-Alonso dijo...

Historias verídicas como la tuya, tengo todas las que quieras. Vente a Madrid, y verás lo que es bueno. La acera de mi calle tiene sangre de un muerto menor de edad apuñalado hace meses. Te recomiendo que eches un vistazo aquí mismo a "26 marzo 2006: ¿Qué sucede aquí? ¿Qué está pasando? ", o "29 mayo 2006: Inseguridad ciudadana, paraíso de delincuentes", o lo que me he tragado yo de asesinatos por terrorismo desde mi propia casa "05 enero 2007: ¡Basta ya!" viviendo en Bilbao, Vitoria y Pamplona. Me da de sobra para escribir varios libros.

Pero ni el terrorismo, ni la violencia, ni la falta de respeto, ni el incivismo, ni la irresponsabilidad, han salido anoche, como las setas, por la humedad. ¿Has visto alguna telenovela? ¿Has seguido algún culebrón? ¿Te has dado alguna vuelta por los cines? ¿ves tú las portadas en los quioscos?

Único "valor" que se propone: la tolerancia. Todo es bueno. Cultura del bienestar, del placer, del consumo: sé 'feliz', móntatelo, haz sexo a destajo, búrlate de tus padres, drógate, emborráchate, pero eso sí, no conduzcas y no fumes, que entonces es muy malo, porque le sale muy caro al estado las operaciones de cáncer de pulmón y los accidentes.

¿Pretende alguien, con semejante planteamiento materialista y egoísta, que cale de verdad en las mentes de los menores un código ético? Apesta de es incoherente, de relativista, de interesado, de aleatorio y de variante a gusto del poder.

No sé cuánto contacto tendrás tú con los jóvenes. Yo, te lo aseguro, constante e inmediato. Mil quinientos e-mails respondidos sólo en lo que va de curso, por mi cuenta de correo de la universidad, que es el octavo centro universitario en el que soy profesor.

O se demuestra un ética cierta, con seriedad, con fundamento, viviéndolo, dando ejemplo, con coherencia, con compromiso, con exigencia, con convicciones firmes y serias, dando la cara, jugándote el tipo, o más vale no meterse encima a marearles la cabeza con más teorías inútiles.

Si algún padre no sabe, no puede, no es capaz, no vale, no se le da bien… pues anda que no dispone de recursos en tantas y tantas consejerías y concejalías y direcciones generales de juventud, de salud, de ocio, de mil historias, que pueden encargarse de educar a su fiera en potencia de hijo, sin necesidad de decretar la manipulación estatal obligada de las conciencias de los menores, en los valores que el politiquillo de turno decida, mientras se los pasa el por el forro de sus bemoles, como desgraciadamente sucede, sin que les pase nada.

Y para los casos graves, existen también los centros de reinserción. Pero no me parece la mejor solución despreciar los valores encarnados y vivos de sus padres, que son los únicos responsables directos, que al fin y al cabo van a dar la cara por ellos y a pagar los destrozos.

Anónimo dijo...

Soy la profesora de Instituto que ha escrito antes, y de la que no has publicado el post. A ti te llega gente con ideas claras, porque das clase en la Universidad, no los tienes por obligación y en caso de que se hayan matriculado "contra su voluntad" con no ir a clase tienen suficiente. Es decir, tú tienes contacto sólo con un tipo de juventud, que ya llega con cierta madurez, que ha tenido que tomar la primera gran decisión de su vida porque han elegido su futuro. Yo te hablo de adolescentes que están por formar y de que los padres no lo hacen, porque simplemente pasan y la solución no es "entretenerlos". El caso de la mujer de Asturias que ha pedido a la Consejería de Asuntos Sociales que se haga cargo de su hija es un ejemplo y, en mi opinión es aberrante que una madre (porque en este caso ha salido ella, pero de un padre me parece igual de aberrante) desista de su obligación de educar a su hija. La educación es una carrera de fondo que empieza en el minuto 1, porque de otra forma se nos va de las manos. Cuando los chavales se integran en bandas latinas, se hacen skins, matones de escuela, etc, etc es porque algo ya ha fallado. Hay que enseñarles que no todo vale, especialmente cuando salpica a los demás.
Me temo que sólo conoces parte de la historia.