Nuestro Presidente de Gobierno acaba de imponer en las escuelas y colegios su “Educación para la ciudadanía”. Eso no es algo nuevo. También bajo el franquismo soportamos una asignatura de tal jaez: FEN, “Formación del Espíritu Nacional”, que pretendía inculcarnos los principios políticos del momento. Tuve que tragarme ese rollo once años seguidos, ¡menuda petardada! Luego, con la democracia, ésta se cambió por otra: FPSE, ‘Formación Política Social y Económica’, para finalmente desaparecer definitivamente, que era lo mejor que se podía hacer con aquel engendro mal parido impresentable.
Viéndolo positivamente, sí que sería admisible enseñar a los alumnos a valorar los principios democráticos, a propugnar la defensa de los derechos humanos, darles a conocer los principios de la Constitución, presentarles las normas políticas, enseñarles los mecanismos de participación ciudadana... Todo esto puede hacerse perfectamente -de hecho, ya lo estamos haciendo- desde las ciencias sociales, sin tener que invadir para ello la conciencia moral de los alumnos.
Pero lo que en cambio huele y apesta, con un tufillo podrido ‘políticamente correcto’ e ideológicamente sesgado, es que en cuestiones sociales y morales harto discutidas, en las que cada uno puede pensar lo que quiera, aprobar o discrepar, rechazar o admitir, venga ningún funcionario a adoctrinarnos. Sobran temas:
- el modelo de familia: biparental o monoparental, poligamia (poligimia o poliandria), ablación de concubinas y castración de eunucos en el harén, bestialidad, uniones de hecho, agrupaciones de supervivientes de uno o dos divorcios, uniones de tres hombres o tres mujeres, con niño adoptado u obtenido por encargo en una clínica de reproducción asistida, mujeres sin pareja con un hijo de inseminación artificial, generación anónima con madre de alquiler in Vitro, por clonación de óvulos o con aborto…
- la valoración de la sexualidad: mujer, varón, transexual, homosexual, metro sexual, lesbiana, bisexual, zoofilia, onanismo, el consolador… ¿y qué decimos de la pederastia y la pedofilia? ¿y sobre las sex-shops y las casas de alterne? ¿les explicamos también qué son las agencias de citas y los servicios eróticos?
- la ideología ‘de género’ (en vez de sexo), que uno puede elegir cada mañana y cambiar alegremente en su DNI, sin ningún problema, ¡a ver qué federación deportiva o qué usuarias de W.C. público se lo consienten!
- la familia como algo puramente accidental, inestable, destruible en noventa días, temporal y variable, elegible y reformable, según un juego multiforme y ya casi ininteligible: la otra esposa de mi padre, la pareja de mi madre, el novio de mi padre, el hijo de mi madre con su otro novio, la ex esposa de mi padre biológico, la pareja sentimental del ex marido de mi madre… y que siga y que crezca, que eso es progresar y lo mejor sin duda para los hijos.
- el agnosticismo impuesto en los valores, elegibles a la carta, con relativismo total, que todo es arbitrario: hoy la Justicia declara inocente a Otegui, aunque mañana es culpable, pero si hay pacto ANV-PSOE vuelve a ser libre… ¿A qué ‘justicia’ o ‘legalidad’ juega este gobierno?
- la desautorización de los padres y profesores, la ridiculización de la moral del esfuerzo y de la exigencia, la educación según el facilismo y el aprobado gratis, con los “Progresa Adecuadamente” o “Necesita Mejorar”, sin calificaciones ni fortalecimiento de la volutand,
- el laicismo doctrinario, prohibiendo manifestar otra opción religiosa que el ateísmo, porque esto lo único permisible es una sociedad ‘laica’… (Mentira: ésta sociedad es aconfesional, que es harto distinto, y lo dice así explícitamente la Constitución).
Todo eso constituye la esencia del propio pensamiento, la subjetividad privada de la conciencia, el fundamento último de los valores más propios, como son persona, familia, amistad, entrega, intimidad… Pues precisamente aquí es donde Zapatero impone desde el gobierno una doctrina oficial de ‘relativismo’ para todos, como la única y auténtica visión democrática y ciudadana, obligando a pensar así a todos, imponiendo en las conciencias de los menores el particular criterio mayoritario del gobernante.
Eso sí que es pisotear la libertad, machacar las conciencias, inculcar ideologías, despreciar las creencias… Vamos, que no cuela: no es más que dictadura y abuso, despotismo y opresión, se llame Zapatero o se llame Franco, Fidel Castro o Mao Tse Tung (ahora ‘Mao Zedong’), Hitler o Stalin.
Alguno está redescubriendo los regímenes autoritarios, como el gran avance para imitar. Lo tuyo te lo callas, y lo mío te lo impongo. "Cada uno en su casa, y el Estado en la de todos". ¡Venga allá, hombre! ¿A quién pretendes tú engañar?
El pueblo que ignora su historia, está condenado a repetirla. Vuelta atrás con la Transición y con la Guerra Civil. La m-erda, cuanto más ser revuelve, más huele. Volvemos al Estado nodriza socialista en lo público y al liberalismo individualista del laissez faire en lo privado. Genial: elegimos lo peor de cada sistema. Peor, imposible.
2 comentarios:
La desautorización de los padres sólo y exclusivamente es culpa de los padres, no del sistema educativo. La desautorización de los profesores también es consecuencia de la desautorización de los padres. Los niños no nacen sabiendo y, según crecen, hay que inculcarles la idea de que tienen responsabilidades y de que hay límites que se los marca un adulto. Pero si los adultos, los padres, sólo se dedican a ocupar el tiempo de los hijos con actividades extraescolares, ponen el "piloto automático" (la tele) y deciden que el poco tiempo que pasan con sus hijos no es para que les den malos ratos, tenemos la ecuación perfecta para que los niños se conviertan en absolutos tiranos en casa y fuera de casa. Y lo malo es que según crecen, las faltas de disciplina crecen también. Lo que a los tres años es un "no recojo los juguetes", a los trece puede ser "te te doy una torta para que me dejes en paz". Es evidente que si esto sucede en el ámbito doméstico, cuando se encuentran en situación de mayoría en las aulas, qué no se hará a los profesores. Pero de eso la culpa no la tiene el Gobierno, la tienen los padres.
Firmado: Supernanny.
La asignatura de Formación del Espíritu Nacional no era sólo un adoctrinamiento político, al menos en el caso de las mujeres, porque tengo un libro estupendo de economía doméstica donde dice cuál es la mejor manera de limpiar una casa, de fregar los platos, de cómo se debe comportar una señorita en los actos sociales, de cómo tenía la esposa que servir al marido en todas sus apetencias, incluida la sexual, aunque no tuviera ganas, y de lo conveniente de un guantazo del marido cuando la esposa no se portaba bien. Eso es enseñar a las mujeres cómo convertirse en esclavas (y convencerlas de que deben serlo por su condición de mujer) y aunque parezca de ciencia-ficción eso lo hemos sufrido las mujeres que crecimos durante la dictadura. Y eso lo hacía el nacional-catolicismo de Franco y las arpías de la Sección Femenina.
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