Los edificios parecen Iglesias góticas medievales, con torreones, techos altísimos, ambientados con enredaderas, árboles y prados. Sin embargo, por dentro, todo está rehabilitado al último avance técnico, en iluminación, digitalización, servicios y comodidad. La sensación es estar en los palacios del Rey Arturo, pero con las instalaciones del siglo XXI.
Merece la pena venirse a verlo. Si alguien cree que no es posible hacer las cosas bien, esta es la prueba más irrefutable de que lo bueno avanza y progresa, se cuida y se mantiene, mejora y ayuda. Y no se trata del lujo por le lujo: no han cambiado nada, absolutamente nada, de cómo hace 300 años estaban. Simplemente han sabido cuidarlo, y mantener una armonía perfecta de las nuevas aportaciones con las antiguas.
Su lema afirma en su escudo: ´Dei sub numine viget´, que ellos traducen por "Under God's light she flourishes" (Ella florecerá bajo la luz de Dios). A la entrada, junto a la Biblioteca, cuenta con una catedral gótica, inmensa, que sirve para el culto universitario; la nave izquierda dispone de altar y sagrario para el rito católico.
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