Acaba de sucederme algo increíble, que me ha confirmado en lo que pensaba: aquí puede pasarte de todo. He estado hoy por la tarde visitando unas horas el Metropolitan Museum (mañana te lo cuento más despacio, es asombroso). Poco después me ha sucedido algo que todavía me cuesta creer.
Si tú vas andando por la Quinta Avenida de Nueva York, justo al borde del Central Park, a la altura de la Calle 80th St. East, sobre las cinco de la tarde, y pasan cerca de ti tres personas como éste de la foto, ¿De dónde pensarías tú que fuesen? No sé a ti, pero a mí lo último qué se me ha pasado hoy por la cabeza es que pudiesen ser de España, y menos aún de Madrid.
Cuál no ha sido mi asombro cuando pasan delante de mí y oigo que hablan en perfecto castellano. Les pregunto de dónde son y me responden que madrileños: David, Pablo y Enrique. Es más, se me queda uno mirando, David, y me dice mi nombre. Increíble: me conocía perfectamente. Me he quedado impresionado. El mundo es un pañuelo. New York es el centro del planeta. Aquí puede pasarte cualquier cosa: estoy totalmente convencido de que es así.
David estudia en la Complutense. Concretamente, termina quinto este curso próximo. Resulta que él había venido a charlar conmigo en Junio. Un amigo le había recomendado que viniese a verme -cosa que hizo- para que yo le explicase el postgrado y le diese unos consejos sobre los M.B.A.
Como no era plan en ese momento de que por pasar un buen rato llegase yo tarde a la cita con otros amigos que tenia en la Calle 48, tras hablar un rato y reírnos de la coincidencia, hemos quedado en tomarnos juntos unas cañotas en casita el finde siguiente a nuestra vuelta. Si me dicen que hoy me iba a pasar eso, no me lo creo.
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